Capitulo 21

121 6 0
                                    

—Ya llegaste a tu destino preciosa.—Ese hombre tan asqueroso me levanta de un jalón.

Cuando destapan mis ojos lo primero que observo es la vestimenta que traigo. Es un traje muy corto el cual no deja nada a la imaginación. Con esto cualquier hombre podría ser provocado y eso es lo menos que quiero en estos momentos. Los tacos son muy altos y mi pelo esta completamente suelto. 

—Pronto conocerás al hombre que hará de tu vida un infierno.— Suelta mi brazo con brusquedad y me deja ahí parada. No puedo hacer nada por qué estoy atada de manos y si intento correr el disparo en mi cabeza es seguro.

Dónde estoy hay muchos carros, personas armadas y todos vestidos de negros.

¿Acaso me venderán a un sicario?

Segundos después un hombre baja de una camioneta. Es un hombre de unos 45 años. Está bien vestido y tiene una mirada de odió. Nada más de pensar que ese hombre me hará hacer cosas horribles me da escalofríos.

Se acerca a mi y yo retroceso un poco. No quiero tenerlo serca.

—Preciosa...—Me observa desde los pies hasta la cabeza, me mira con morbosidad.—que pena que no serás para mí.

—¿A dónde me lleva?— Tengo muchísimas preguntas pero esta es la que más me preocupa.

—Ya lo sabrás...

El intenta tomarme del brazo pero un gran estruendo no lo permite. Veo como corre sangre por su cuerpo y como va cayendo poco a poco al suelo. Yo me quedo estática.

Escucho muchos disparos y carros llegando al lugar. Mi cuerpo no reacciona no me puedo mover. Siento como alguien jala de mi cuerpo y me lleva a una esquina un poco "más segura" en donde es más difícil que las balas lleguen a mi. 

Lágrimas comienzan a salir de los ojos. Por qué todo es un problema, por qué siempre yo tengo que estar en problemas. Me enoja tanto que estas cosas me sucedan a mi.

¿Vine a la vida solo para sufrir? 

Un dolor de cabeza se apodera de mi, tengo que cerrar los ojos unos segundos en lo que vuelvo a recuperar la compostura. Me siento mareada y un poco débil.

—¿Lilith? ¿Estás bien?— No respondo, abro los ojos y veo ese rostro tan encantador. —¿Que sucede?— El busca mi rostro con sus manos y me obliga a mirarlo fijamente.

—¿Aurelio?— Mi pregunta es obvia, pero sale de mis labios como un suspiro. Lo necesitaba tanto.

Me acerco a él y lo abrazo. No quiero soltarlo nunca, me siento protegida cuando estoy con el. Por suerte estamos distanciado de la balacera.

—Vamos. — Aurelio se separa de mi y toma mi mano para dirigirnos a un auto. Rápidamente me subo por el lado del copiloto y él toma el volante. Acelera a toda velocidad y el ruido de los disparo desaparece poco a poco.

Lágrimas resbalan por mi rostro. Me siento segura junto a el peo ese momento de tensión no se borra tan fácilmente.

—Ya todo paso... Tranquila. —Una de sus manos deja de sostener el volante y toma mi mano.— Por favor, deja de pensar en lo que sucedió.

—Gracias. Gracias por rescatarme, por no dejarme a mi suerte.— Acaricio su mano con mis dedos. No quiero que se preocupe más por mi. 

(.......)

Llegamos a casa y Aida se encuentra en la puerta principal.

—Querida. Que bueno que estás bien.—Ella me da un abrazo rápidamente y luego abre la puerta para mí, yo intento sonreír un poco y le agradezco.

Solo dime Acepto ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora