Maddison
—Gracias por traernos, oficial. Ya puede irse.—Aaron habla y observa al oficial.
—Espero que no se vuelva a repetir.—nos dice él.
—Por supuesto que no. Agradezco su preocupación, oficial. —vuelve a hablar Aaron con tono de voz neutro. —Que tenga un bonito día. Vaya con Dios. —le dice con una sonrisa.
Yo aprieto mis labios para no reír.
El oficial suspira y se aleja de nosotros. Enciende su patrulla y se retira.
—¿Qué fue todo eso? ¿Qué sucedió en nuestra ausencia? —interviene papá mirándonos con seriedad.
—No fue nada grave. Un pequeño inconveniente. —digo con tranquilidad.
En ese instante, el auto de mi amiga Taylor se detiene a un lado de nosotros. Ella se baja de él y se acerca.
—Hola, familia. —saluda alegremente.—Ya está todo solucionado, chicos.—nos informa. —Ya pagué todo. Nada de que preocuparse.
—¿Qué cosa pagaste?—pregunta mamá.
—Eh... bueno yo... —mi amiga titubea sin saber qué responder. —Tenía que pagar... un pastel... que habíamos encargado para ustedes. —se las arregla para responder.—Pero... lo olvidé en mi casa.
Yo niego con disimulo. Probablemente mi madre crea cada una de las palabra que mencionó mi amiga. Pero mi padre... no lo creo.
—¡Qué bonito! ¡Un pastel! —la alegría en la voz de mi madre era notoria. Ella tiene una seria obsesión con los pasteles y cosas semejantes.
—¿Podría alguien explicar qué hacían llegando a la casa en una patrulla? —cuestiona nuestro padre, haciendo caso omiso a la excusa de Taylor.
—Fue culpa del pterodáctilo. —se apresura a decir Chase.
—¿Qué? —hablan nuestros padres al unísono.
—La señora Hastings. —intervengo.—Ella... vino a la casa y nos intentó preparar un delicioso pastel. —comento, sintiendo la mirada de todo en mí. —Tan linda la vecina.—digo con sarcasmo y sonrío. —La receta le salió mal y... la cocina se llenó de humo y olor a quemado. —los chicos asienten fingiendo pena. —Los vecinos, tan amables y solidarios, llamaron a la policía por precaución y, bueno... nos llevaron a la estación de policía y les explicamos todo lo sucedido. No fue nada grave. —finalizo.
—¡Oh! ¿No les sucedió nada grave? ¿Alguna quemadura o algo? —mamá nos examina con preocupación.
—Todo está bien, mamá. —dice Matt dándonos una mirada de reproche.
—¿Dónde está la vecina? Deberíamos de hablar con ella. —papá habla con seriedad mientras comienza a caminar en dirección a la casa de la vecina.
—No, no es necesario que vayas a su casa.—lo detengo. —La pobre está muy triste por lo que pasó...
—Nos pidió disculpas ya. —comenta Aaron.
—Y si me permiten agregar...—Taylor hace acto de presencia mientras levanta su brazo.—Me encargué de que la casa quedara como nueva. De nada. —sonríe.
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New Player ©
Teen FictionA veces convivir con nuestros hermanos, bajo el mismo techo, puede ser muy complicado. Y Maddison Dallas lo sabe perfectamente. Ella pensaba que su vida ya no podía ir peor. Pues soportar las 24 horas del día a sus tres hermanos: Aaron, Matt y Chase...