Capítulo 8

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Maddison

El sonido de mi odioso despertador me hizo saltar de la cama, literalmente. Gracias a Dios, no terminé en el suelo.

Me quito el pelo de la cara y corro las sábanas a un lado. Reviso mi móvil y sonrío al ver la hermosa foto que decora la pantalla; Luke Willson es un hico extremadamente sexy.

Entro a mi WhatsApp y me encuentro con 7 mensajes de Taylor. ¡Vaya! Ella siempre me escribe demasiados mensajes cuando no le respondo. Suspiro y decido abrir la conversación:

¡Hola! ¡Buen día! :)

¡¡Maddie!! ¡Es hora de que te levantes, holgazana!

¡MADDISON DALLAS!

Más te vale estar levantada para cuando llegue...

Hablo en serio.

¡Tengo algo sumamente importante que decirte!

En 15 minutos estaré en tu casa. ¡Levántate!

Esta chica me volverá loca. Creo que en vez de utilizar un despertador, dejaré que sea Taylor quien me despierte con sus mensajes.

Dejo el móvil a un lado y me pongo de pie. Me acerco al armario y elijo la ropa que usaré: jeans claros, un poco rotos, tenis blancos y una blusa de igual color.
Me dirijo al baño y cierro la puerta detrás de mí. Dejo la ropa a un lado y abro la ducha.

Dejo que al agua tibia me relaje completamente, aunque trato de apurarme en bañarme, porque si hay algo que Taylor odia, es que la hagan esperar.

Luego de unos largos minutos bajo el agua, me seco completamente y me visto con rapidez. Seco un poco mi pelo y me maquillo: corrector de ojeras, rímel, delineador y un brillo para los labios. Listo.

Vuelvo a la habitación y reviso la hora en mi móvil: 7:15. Aún es temprano. Taylor estará por llegar en cualquier momento.

Tomo mi bolso, con mis libros y demás cosas para la Universidad, y bajo las escaleras.

Al llegar a la cocina, veo a mis hermanos y a Ethan. Todos se encuentran desayunando, entre risas y bromas.

—Buen día. —saludo y tomo asiento en una silla libre.

—Buen día. —responden a coro.

—Mañana es la fiesta.—les recuerdo. —¿Ya tienen los disfraces? —pregunto y muerdo mi tostada.

—Iremos esta tarde. —responde Matt.—Vamos a aprovechar cuando terminemos de entrenar para ir todos juntos.—yo asiento.

—Genial. —digo.—¿Y tienen en mente lo que comprarán?

—Yo no soy fan de los disfraces. —comenta Ethan. —Pero no quiero algo muy llamativo.

—¡Yo opino lo contrario! —salta Aaron, arrodillándose en su silla. —Quiero llevar un disfraz que llame mucho la atención. —exclama con la boca llena.

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