Capítulo 24

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Maddison

Hoy había decidido no ir a la Universidad, ya que estaba lo suficientemente triste y desganada como para hacer algo.

Taylor hizo hasta lo imposible para levantarme el ánimo: puso música a todo volumen durante la noche, en la sala de su casa, sin importarle las infinidades de veces que los vecinos se vinieron a quejar.

También pidió pizzas y comida china. Ahora las cajas se encontraban esparcidas por todo el piso de la sala.

Tambien miramos muchos capítulos de nuestras series favoritas: Pretty Little Liars y Teen Wolf. El tiempo se nos pasó volando.

Hasta las mantas y los cojines estaban por todos lados tirados.

Ah, y que no se me olvide destacar, que sin querer, manchamos la preciosa alfombra blanca de la sala, con salsa de las pizzas. Intentamos limpiarla, pero fue peor, pues la mancha se extendió y quedó peor de lo que estaba.

De todas maneras, aún estaba triste por lo ocurrido con mi madre.

Ya eran aproximadamente las 11 AM, y me encontraba recostada sobre la alfombra de la sala, en casa de Taylor. Habíamos "dormido" aquí. Aunque solo logramos pegar los ojos un par de horas.

No hubo problemas con sus padres, ya que ambos durmieron en casa de los abuelos maternos de mi amiga.

—¿Quieres pizza? Aún queda algo. —habla Taylor, abriendo una de las cajas.

-No, gracias. Comí demasiado.-respondo.

-Llamaré a la agencia de limpieza para que nos envíen a alguien, y mientras tanto tú y yo nos vamos a preparar y saldremos a desayunar al aire libre.—comenta, mientras se pone de pie y me toma del brazo. —Nos hará bien ver la luz el sol.

Ambas reímos ante ese comentario. Yo me pongo de pie con su ayuda, y observo el desastre que hay a nuestro alrededor.

Ella toma el teléfono fijo y marca un número.

-Hola, buen día. —saluda de manera alegre. —Muy bien, gracias... ¿Podrían mandar a alguien para que nos ayude a ordenar un poco la casa? —pregunta. —De acuerdo... Los esperamos. Adiós.

Corta la llamada y me sonríe.

-En unos minutos vendrán a limpiar. Mamá sabe detectar cuando yo limpio, porque siempre queda algo de mugre.-se queja mientras rueda los ojos.

Subimos las escaleras, hasta llegar al pasillo donde están las habitaciones, y nos dirigimos a la suya.

-Hace como dos semanas se inauguró una nueva cafetería, como a... unas cuadras de la casa. —habla, mientras abre las puertas de su armario.-Creo que es nuestra oportunidad de ir, ¿no te parece?

-Sí, creo que sería buena idea.-respondo, tomando asiento en su cama.

-¿Qué hay entre Ethan y tú? -pregunta tomándome por sorpresa.

-¿Qué?

-No te hagas. Sabes de lo que hablo.-me observa de manera curiosa.

-¿Qué puede haber entre nosotros? Nada.-contesto.

Ella toma unas cuantas prendas de vestir y las deja a mi lado.

-Yo entiendo que él tuvo "algo" con la muy maldita de Camelia. Pero he notado ciertas actitudes entre él y tú. No sé... ¿reconoció que le gustas? -cuestiona.

-Digamos que...sí.

Ella abre sus ojos de par en par y me lanza una blusa a la cara.

-¿¡Por qué no me lo dijiste antes!? -grita como loca. —¡Soy tu mejor y única amiga, maldita!

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