Maddison
Taylor y yo, llegamos casi muertas al estadio, donde jugarían los Lions.
Manejé por toda la ciudad como si la vida dependiera de ello, me salté varios semáforos, lo cual casi termina en tragedia, ya que más de un auto estuvo a tan solo segundos, de chocarnos. Gracias a dios, estamos sanas y salvas, excepto yo, que estoy al borde del desmayo.
Tuvimos que dejar al auto estacionado muy lejos, ya que habían muchísimos vehículos en todas las cuadras, que rodeaban el estadio. Corrimos como unas locas por todas las calles, intentando llegar a tiempo, y rezábamos en todo el camino, para que aún pidiésemos pasar. Sino, todo estaría oficialmente perdido.Mi respiración estaba muy agitada, ni hablar podía. El aire casi no llegaba a mis pulmones. ¡Dios! ¿Cómo logran los chicos correr demasiado y terminar ilesos de cansancio, y no parecer que están al borde de un colapso cerebral?.
Casi a rastras, llegamos a la puerta de la entrada, donde se encontraba un guardia, demasiado alto e intimidante. Estaba vestido totalmente de negro, con gafas para el sol y sus manos estaban en la espalda baja.
Taylor y yo, avanzamos con rapidez y quedamos frente a él. Ambas tratamos de calmar nuestra respiración, bajo la atenta y confusa mirada de aquel hombre.
—Nosotras...—intenté hablar. Señalé la puerta para que se diera cuenta de lo que trataba de decir.
Él negó.
—No pueden pasar. Ya está cerrado.—nos informó con seriedad.
¿Qué? ¿Escuché bien?.
Alguien que me mate, por favor.
—¿¡Qué!? ¿Por qué?. —le gritó Taylor de manera amenazante.—Estamos a un solo paso de la puerta, es injusto. ¡Tenemos que entrar!—le dijo ella mientras movía sus brazos en todas direcciones.
—Ya dije que..
—Hemos hecho hasta lo imposible, para venir a verlos.—lo interrumpo.—No sea malo, señor.
—En 5 minutos empieza el partido, ya no pueden pasar.—continúa él.
—¿Por qué no?.—cuestiono.—Cinco minutos es más que suficiente para entrar, tomar nuestros asientos, y presenciar el partido.—digo.
Él suspira.
Yo tomo las dos entradas y se las enseño.
—Apoye a éstas dos fans.—suplico.—Lo único que queremos es entrar y ver el partido. Esperamos esto desde hace mucho tiempo y usted no se imagina el agotador día que tuvimos con tal de venir aquí. —le comento.—Le pedimos que se ponga en nuestro lugar.
—Por favor.—siguió Taylor.
—Está bien. Entren.—habló con cansancio.
Taylor y yo chillamos de alegría y emoción.
—¡Gracias!—exclamamos ambas.
Le entregué las entradas y nos dejó pasar.
—¡Siiiii!—gritó Taylor, mientras tomó mi brazo y comenzó a correr hacia las gradas.
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New Player ©
Teen FictionA veces convivir con nuestros hermanos, bajo el mismo techo, puede ser muy complicado. Y Maddison Dallas lo sabe perfectamente. Ella pensaba que su vida ya no podía ir peor. Pues soportar las 24 horas del día a sus tres hermanos: Aaron, Matt y Chase...