Capítulo 31

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Maddison

La noche había caído.

Y eso solo significaba una sola cosa: Ethan y yo teníamos que darles a todos la noticia.

Ay, señor.

Terminé de peinarme el cabello y me miré en el espejo. Mi aspecto no era muy presentable que digamos. A decir verdad, estaba igual que siempre.

Mi madre nos había pedido a todos no demorar, ya que tenía un anuncio para hacer. Bueno... más bien a mis hermanos, ya que Ethan, Taylor y yo, ya sabíamos lo que iba a decir: presentaría a Camelia como un integrante más en la familia.

Unos golpes en mi puerta me trajeron nuevamente a la realidad.

Acomodo mi vestido y avanzo hacia la puerta. La abro y me sorprendo al ver a Aaron allí.

—Ah, eres tú. —digo, y me cruzo de brazos.

—Sí... Sé que no esperabas verme, pero bueno.—concuerda. —Quiero pedirte perdón por la forma en la que te hablé en el campamento. Reconozco que hablé como la mierda y le falté al respeto a las chicas. —reconoce, sonando muy apenado.

—No hace falta que...

—Y para que lo sepas, le pedí perdón a Lilly también. Fui hasta su casa y todo.—se apresura a decir.

Okey. Eso me sorprendió bastante.

Aaron JAMÁS hace tal cosa. Y eso significa que: o le gusta Lilly y por eso se disculpó, o simplemente se dió cuenta de lo estúpido que fue y le pidió disculpas.

No sabría por cuál de las opciones inclinarme.

—¿Ella te perdonó? —pregunto de chismosa.

—No. Me mandó a la mierda. —responde, y bufa.

Estallo en carcajadas, ganándome una mirada de enojo por su parte.

—¿De qué te ríes? —cuestiona, ofendido.

—Ay, Dios. Adoro a Lilly. No puedo creer lo que hizo. —digo, todavía riendo.

—Sí, tuvo coraje la condenada.—reconoce, y se ríe sin querer. —De todas maneras logré conseguir su número telefónico y le mando mensajes cada dos segundos. No te imaginas cómo se pone. —vuelve a reír. —Hasta me bloqueó hace un rato.

—Tampoco te pases. Por algo te mandó a la mierda, ¿no? No es para que la andes acosando. —digo.

—Estaba jugando. Solo quería que ella me perdonara.

—Te bloqueó. ¿Qué harás ahora?—cuestiono.

—Le escribí por Instagram. —dice. —Y también me bloqueó.

—Ay, Aaron. Lo tuyo sí que es grave. —digo, llevando una mano a mi pecho. —Pobre chica. Si te denuncia, salgo en su defensa. —le advierto.

—Ya, ya. Te diré una última cosa. —espeta.—Le escribí a Facebook.

Ah, no. A éste chico le faltan todos los tornillos. Esto no está bien.

—¿Eres idiota? —es lo que logro responder. —¿Te das cuenta de que actúas como todo un acosador? ¡Si te bloqueó debiste dejar de insistir! —chillo.

—¡Ya-lo-se! —dice entre dientes. —¿Qué querías que hiciera? ¡No quería perdonarme! ¿Entiendes? —dice con enojo.

—¿Y eso qué? Ay, me va a dar algo. Y después te preguntas por qué no tienes novia. ¿Ves nada más las cosas que haces?—gruño, con rabia.

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