Capítulo 35

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Maddison

—Mejor no hagamos nada y ya está. —les pido a Taylor y Dabria. —Nos vamos a meter en problemas si se enteran.—digo.

—Nadie se va a enterar.—repite Taylor, mientras acomoda su disfraz.

Ella iba vestida de ángel, talmente de blanco

Yo iba de demonio, talmente de rojo y con ese semblante demoníaco.

Y Dabria de vampiresa, con notorios colmillos que parecían reales, y sangre corriendo por su boca y caía por su cuello.

—Sólo le daremos una lección. —prosigue Dabria, mientras acomoda su cabello.

—Chicas, creo que encerrarla toda la noche, en el sótano de la Universidad, y con musica terrorífica de fondo... no es buena idea —comento.

—Es Halloween, cariño. ¿Prefieres una vals? —cuestiona Dabria, con diversión. —¿O un rock para que no tenga miedo? —continúa.

—Camelia se dará cuenta que fuimos nosotras. Y seré yo quién pague.—les dejo en claro, mientras me pongo de pie y comienzo a caminar por toda la habitación.

—Ella te hace la vida imposible, ¡no tengas compasión! Se merece que le hagamos eso. —inquiere Taylor.—De hecho, se merece algo mucho peor, pero no somos tan crueles. —sonríe.—Tengo que hacerle honor a mi hermoso y tierno traje. —se señala.

Sigo pensando que esto es un error. No quiero meterme en problemas después.

Ellas idearon un "plan": que consiste en enviarle un mensaje del móvil de Ethan, (por lo que tendremos que robarle el aparato), y decirle que vaya al sótano de la Universidad, para tener un momento... íntimo, donde sólo estén ellos dos, ¿se entiende?
La encargada de enviar el mensaje será Dabria. Nosotras estaremos todo el tiempo detrás de Camelia, siguiendo sus pasos y procurando que sí vaya al sótano. Cuando lo haga, la vamos a encerrar y poner esa fea melodía de fondo.

—Esperen...  —salto. —¿Cuánto tiempo la vamos a dejar allí? —pregunto.

Taylor y Dabria intercambian una mirada cómplice.

—Quizás... ¿hasta que termine la fiesta? —responde mi amiga.

—Veremos luego.—finaliza Dabria.

—Será mejor que comencemos con el plan.—dice Taylor mientras observa el reloj que está en la pared.

Las tres salimos de la habitación y bajamos a la sala en silencio.

Mis hermanos y Ethan ya estaban en la sala, conversando.

¿Qué mierda traen puesto?

—¿Pague uno, lleve cuatro? —se burla Taylor, mientras señala los trajes masculinos.

Todos estaban vestidos de muertos vivientes, o zombie.

—¡Pero si es mi ángel favorito! —exclama Matt, mirando a Taylor.

—Y el único. —sentencia ella.

Ethan me observa de pies a cabeza y se muerde el labio con disimulo.

—¡Una selfie!—salta Dabria.

—¡Sí, eso mismo! —concuerda Taylor.

—Ethan, préstame tu móvil. —sigue Dabria.—Tiene mejor cámara que el mío.

Él rueda los ojos y le entrega el móvil. Dabria lo contempla por unos segundos y finalmente toma la foto.

—¡Otra! ¡No terminé de hacer mi pose cuando ya tomaste la foto! —exclama Aaron, ofendido.

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