Capítulo 26

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Maddison


Había entrado en una especie de trance mental.

Eran alrededor la 2 AM, y yo me encontraba en mi balcón, reflexionando sobre la noticia tan inesperada que mi madre me había dado hace unas horas.

¿Cómo era posible esto?

Mi mente se negaba a creer en lo que mi madre afirmaba.

¿Justamente Camelia tenía que ser?

Definitivamente tiene que ser un grave error. Mi madre quizás está equivocada y cree que es ella, debido a su desesperación por encontrar a su sobrina.

Despeino mi cabello con desespero.
Unos leves y delicados golpes de oyen en la puerta de mi habitación. Frunzo el ceño con algo de sorpresa, y avanzo con rapidez para ver de quien se trata.

Al abrir la puerta, me encuentro a Ethan, vistiendo pantalones grises de pijama, y una remera blanca la cual se amolda a su anatomía.

—¿Qué haces aquí? —pregunto, aturdida.

—Necesitaba... verte.—responde en voz baja, sonriendo con ternura.

—¿A esta hora? —inquiero, sonriendo.

Él asiente, y rasca su nuca con nerviosismo.

Me hago a un lado y él ingresa a mi habitación. Antes de cerrar la puerta asomo mi cabeza hacia el pasillo, y compruebo rápidamente que nadie nos esté viendo.

Me sorprendo al ver a Aaron, asomando "sutilmente" la mitad de su rostro hacia el pasillo, con la puerta entreabierta.

Frunzo el ceño en su dirección, y lo observo como diciendo: ¿qué mierda estás haciendo?
A lo que él me dedica una sonrisa cargada de picardía y me guiña un ojo.

Yo ruedo los ojos en su dirección y lo reto con la mirada. Luego, paso mi dedo índice por mi garganta y, a continuación, lo señalo a él.

Cierro la puerta y suspiro.

—¿Todo bien? —pregunta Ethan, mientras toma asiento en un sofá cerca del balcón.

—Sí, no es nada. —lo tranquilizo.

Tomo una silla y me siento frente a él.

—Tú no estás bien. —afirma, tras observarme.—¿Qué sucede?

—Ya sabes... haber regresado y tener que convivir con mi madre luego de todo el revuelo que sucedió... —miento, incapaz de decirle la verdad.

—Sé que no es fácil, pero todos te ayudaremos. —dice. —Ven. —se hace a un lado y me deja un lugar en el sofá.

Yo me acerco y tomo asiento a su lado. Él pasa su brazo alrededor de mis hombros y me atrae hacia su cuerpo. Yo apoyo mi cabeza en su pecho y logro oír los latidos de su corazón.

Él me abraza con fuerza y yo cierro los ojos, mientras que acaricia mi cabello.

—Me quedaría así toda la noche. —bromea soltando una risa.

—Hazlo. —susurro y levanto un poco mi cabeza para poder observarlo mejor.

Él me sostiene la mirada por unos largos segundos, los cuales parecieron una eternidad, y termina por depositar un dulce beso en mis labios.

Acomodo mis pies sobre su regazo y vuelvo a apoyar mi cabeza en su pecho.


***


—¡¿Qué?! —gritó Taylor al oír todo lo que le he dicho respecto a Camelia.

—Shh... —hago ademanes para que baje la voz. —Así es. —digo, acomodándome en el asiento de la cafetería. Aún seguíamos en la Universidad.

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