1. el cambio

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¡AH, MIERDA!

Me tallo la cara para despabilarme y después apago la jodida alarma que lleva como cinco minutos sonando. Debo recordarme el hecho de que desde hoy empieza la época escolar y por lo tanto tengo que hacer un jodido esfuerzo por despertar más temprano.

—¡Billie, baja a desayunar! —grita mamá desde la planta baja, suelto un gran gruñido y hago el esfuerzo por levantarme, pero antes de que lo haga la sábana se enreda con mis piernas y caigo tendida en el suelo de mi habitación.

¡Doble mierda!

Hago el intento de levantarme cuando escucho unos pasos viniendo hacia mí.

—¡No, no! Prometo que me levantaré más temprano ¡Pero por favor no dejes de hacerme pancakes, mamá! —con todas mis fuerzas logro quitarme la sábana de mis piernas pálidas y me levanto de golpe, antes de que mamá entre.

—Bill, déjate de tonterías. Veronica está en la cocina esperándote —dice adentrándose a mi nidito de amor, mira rápidamente mi pijama de Avengers y me observa con desaprobación—. Vístete decente, no quiero que me llamen de la escuela de nuevo porque usas la pijama debajo de la ropa.

—Es más comodito. —Suelto antes de que mi querida madre salga de mi cuarto.

Gruño de nuevo.

Yo no soy una persona mañanera, supongo que nadie lo es —aunque sí conozco solo a una persona, mi mejor amiga—, pero el punto es que jamás se me han dado bien las horas tempranas del día. Siempre he pensado que una persona que no madruga es más feliz, porque mírenme justo ahora... madrugué y no estoy muy contenta que digamos.

Rápidamente salgo de mi habitación y me adentro al baño, donde me ducho. Dejo el agua correr sobre mi espalda, uh, no sé, la sensación es muy placentera.
Termino de ducharme y me seco, me pongo la toalla y de nuevo me adentro a mi habitación.

Miro la hora en mi teléfono y suelto un gritito ahogado, veinte minutos tarde no es bueno para el primer día después de las vacaciones.

Me pongo la ropa interior y después me comienzo a vestir "decentemente". Justo cuando termino me acerco a un espejo para ver mi cara... ¡Triple mierda!

¿Por qué no soy normal y me quedé hasta las 4 de la mañana viendo Black Mirror?

Doy un fuerte pisotón y saco la jodida bolsa de maquillaje, no sé mucho de maquillaje, pero a veces la situación demanda que saque mi lado creativo en mi cara.

Ya que termino de alistarme bajo rápidamente por las escaleras, llegando a la cocina y encontrándome con una furiosa señora parada —mi madre—.

—Jovencita, hoy me toca turno vespertino y Veronica tiene una junta, así que cuando llegues de la escuela te suplico que le des de comer a Angus.

Angus es mi mascota, es un gatito gris peludo con unos quince años, lo usual.

Exagerada, no tiene quince años el pobre gato.

Bueeeeno, no, pero quise decir que es algo grandecito. Madre mía.

—¿Puede venir Jamie a pasar el rato? —pregunto, sentándome al lado de Veronica, la esposa de mamá que está leyendo el periódico.

Por alguna razón, creo que ya me sé la respuesta que me espera.

—¡Por el amor de Dios, no! ¿Recuerdas la última vez que las dejamos solas para "pasar el rato"? —pregunta con horror mi madre, antes de quitarse el delantal y tomar su café.

Atrápame si puedesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora