Cuando te enamoras, es fácil olvidarse de absolutamente todo y simplemente volar con el sentimiento.Como yo, ja-ja, que en este caso me olvidé de llegar a mi primer periodo de clase.
No hay excusas, simplemente es así. Enamorarse es como estar cayendo de un precipicio sin un paracaídas, como si estuvieras nadando sin rumbo alguno, o en mi caso, como si estuviera comiendo mi cereal y viendo Looney Tunes al mismo tiempo.
En sí, es peligroso.
—¡Billie! ¿Cuántas veces te he dicho que no debes de comer mientras ves televisión? —exclama mi progenitora en cuanto entra a la cocina y me ve sentada en la isla, comiendo mi cereal mientras la famosa caricatura continúa. Me pregunto si ella también la habrá visto...
—¿Me estás escuchando? —sacudo mi cabeza y como un poco más de mi delicioso cereal. Escucho gruñir a mamá mientras comienza a prepararse su café mañanero—. ¿Por qué despertaste tan tarde? Te perdiste tu primer periodo —menciona al mismo tiempo que se sienta al lado mío y sorbe un poco de su bebida.
Aparto mi vista del pequeño televisor que tenemos en la cocina y volteo a verla.
—Porque soy una idiota —respondo con simpleza.
Mamá asiente y yo vuelvo a darle una cucharada a mi cereal.
—Ya vete a la escuela, son las nueve de la mañana y me asusta que no te dejen entrar —mi madre me da un suave beso en la mejilla y se va de la cocina, dejando su taza de café en la isla.
Mmm, ¿estará mal robarle un poco?
Nah.
Tomo su café y le doy un gran, pero gran sorbo. Un GRAN sorbo, je. En cuanto la cafeína amarga hace contacto con mis papilas gustativas, inmediatamente hago una mueca de desagrado y dejo la taza donde estaba. Okay, tal vez fue una mala idea.
¡Pero ahora me siento muy activa!
¡Más de lo normal!
Tomo mi mochila con rapidez y corro para salir de mi casa. Dicen que el café es malo para los niños y adolescentes, pues, yo me siento mil veces más activa... así que todo va bien. Cuando he salido de mi casa, me doy cuenta que no podré irme caminando a la escuela porque entonces perderé otro periodo, así que considero tomar el bus.
Corro hasta la parada de autobuses y espero unos tres minutos hasta que pasa un autobús que dirige a mi escuela. En cuanto subo y le doy el dinero al chofer, me doy cuenta que está atestado de más estudiantes.
Maldita sea.
Ugh, ni siquiera sé si hay asientos libres.
Con una mueca en mi cara y con mi corazón palpitándome rápidamente, me encamino por los asientos para ver si uno está desocupado. En cuanto paso por uno vacío que está al lado de la ventana, canto victoria en mi mente, pero eso se esfuma en cuanto me doy cuenta que hay alguien justo al lado donde yo tengo que pasar.
Es una anciana.
Oh, genial. Tengo magia para atraer a las abuelas.
Carraspeo para que la mujer me preste atención, y cuando sus ojos se posan en mí, me examina de pies a cabeza, lo que me ofende solo un poco. ¿Cómo se atreve a ser tan descarada?
—Disculpe, señora ¿se podría recorrer para que pueda sentarme? —hablo con la voz más calmada que puedo hacer. En definitiva el jodido café me afectó.
—No.
Alzo mis cejas con incredulidad.
—Por favor, el autobús se empezará a mover y usted tiene un asiento vacío al lado suyo. Haga a esta adolescente muy feliz y recórrase, por favoooor —alargo la última palabra.
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Atrápame si puedes
Teen FictionNo quiero empezar diciendo que esto trata de la típica chica que se enamora de un chico... Bueno ¡al diablo! Sí lo es pero es mucho más complicado de lo que suena. Yo, jamás en mis diecisiete años de vida había estado en una situación tan difícil...