25. seis días

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Decir que estaba avergonzada sería poco. Decir que estaba enfurecida sería mucho. Finalmente, decir que estoy triste sería más correcto.

Después de que Jack y yo tuviéramos nuestra discusión, definitivamente cumplió su palabra. No había vuelto a dirigirme la palabra ni a mirarme en las clases o en los pasillos de la escuela. Ni de broma nuestras miradas se cruzaban. Es como si hubiese dejado de existir para él.

Habían pasado seis días.

El día después de lo que pasó, desperté con enojo. No quería lidiar con nadie. De hecho, mentía. Simplemente no quería lidiar con él.

Fui a la escuela, apenas probé mi jodido almuerzo frío y seguí repitiéndome una y otra vez durante el día que todo era su culpa, él fue el idiota que lo arruinó.

Jamie no paró de preguntarme si estaba bien, varias veces le dije que sí y cuando ella no me creyó terminé gritándole que ya era hora de que me dejara en paz. No volvió a preguntarme nada.
Excelentemente bien.

Llegué a casa y me puse a hacer la tarea, cené con mis madres y rápidamente me dirigí a mi habitación para hacer los jodidos deberes. Me frustré porque no entendí los putos problemas de trigonometría y me enojé conmigo misma porque recordé la vez que Jack me explicó trigonometría mientras yo lo cuidaba en su casa.

Esa noche me fui a la cama muy temprano, volviendo a decirme a mí misma que si él no me quería en su vida, a la mierda, bien por mí. Pensé que si él volvía a querer meterse en mi vida, pues lo lamento mucho pero tuvo su oportunidad y la desaprovechó.

El segundo día estuve enfocada en clases y después fui al trabajo. Jamie y Tommy me acompañaron, no me importó una mierda el hablar mucho con ellos y seguí atendiendo a varios clientes. Mientras entregaba una hamburguesa no pude evitar robar una papa frita sin que los clientes se dieran cuenta, porque ellos siempre dejaban las papas, en serio... ¿Qué carajos está mal con esas personas?

Estoy segura de que si Jack hubiera estado ahí habría hecho un comentario crudo acerca de mi falta de higiene y comportamiento. Me alegré que no estuviera. En serio me alegré mucho. Que se joda él y todas sus puñeteras opiniones.

Sam me preguntó cómo me había ido con mi vecino y solo pude ignorar su pregunta diciéndole que se pusiera a trabajar y que se dejara de meter en la vida de los demás. Jack también me hubiera regañado por haber causado una escena en el restaurante. Reitero, estaba jodidamente agradecida que no estuviera.

El día tres mi malhumor se desvaneció un poco, ahora solo comenzaba a sentir un peso en mis hombros, un malestar en mi estómago y una jodida estúpida presión en mi pecho. Era excesivamente exasperante. No quise hablar con nadie.

Jamie y Tommy siguieron insistiendo en que no debería ir a trabajar. Los mandé al carajo. Fui de todas formas, y lo que menos me esperaba fue lo que vi.

Jack y Taylor, sentados en un local de helados, charlando. No pude quedarme mucho tiempo viéndolos, porque la mirada de Taylor se posó en mí y decidí correr al restaurante. Mierda, era una jodida estúpida. Era una maldita estúpida de mierda.

Todo mi turno me la pasé arruinando las órdenes, siendo fría con los clientes y creo que hice llorar a una niña que quería su puta hamburguesa sin pepinillos; Danny habló conmigo y me dijo que quería a la dulce chica trabajadora de vuelta. Solo me quedé callada.

Me fui del Centro Comercial y me dirigí a mi hogar. Cuando llegué a mi vecindario, de alguna manera terminé checando si el auto de Jack estaba estacionado, lo que supondría que estaba en casa. Y no lo estaba.

Atrápame si puedesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora