29. chica panda

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Han pasado tres días.

No me ha llamado, ni me ha enviado ningún solo mensaje.

Tres días.

Al parecer tomó lo que le dije muy en serio.

¿Ya dije que pasaron tres días?

Y solo puedo pensar una sola cosa...

¡¿Acaso es un idiota?!

¡Dios! ¿Por qué me tiene que gustar el chico más intelectual de la jodida escuela pero que al mismo tiempo es un maldito zoquete en las relaciones?

No me importa, ya lo superé.

¡No, joder, no lo he superado!

—Billie ¿quieres calmarte? Llevas golpeando mi silla desde hace cuarenta minutos. —Me regaña Jamie, que, por cierto, está muy insoportable últimamente. Quién sabe por qué.

Nos encontramos en la biblioteca y todos están callados leyendo libros o susurrándose cosas.

En serio, ¿para qué van a una estúpida biblioteca si se la van a pasar hablando?

—¡Es que no lo entiendo! —exclamo ruidosamente. Todos los presentes que se encuentran voltean a verme con sus miradas fulminantes. Me sonrojo y les alzo mi mano en señal de perdón, dejan de verme para volver a lo suyo—. No entiendo al idiota, estúpido, imbécil de mierda de Jack.

Jamie suelta una pequeña risa que hace que la bibliotecaria la calle con un "Shh". Jamie asiente repetidas veces hacia ella y baja la cabeza.

Ruedo mis ojos y espero a que mi mejor amiga hable.

—Yo pienso que quiere hacer las cosas bien y terminar con Taylor primero ¿no te parece? —susurra, su mirada caramelo me incita a creerle, pero honestamente, Jack ya me ha llenado y llenado de mierda que ya no estoy muy segura de seguir alimentándome de su basura.

Sacudo mi cabeza hacia Jamie y resoplo, pegando mi mentón a la fría mesa de madera. De repente siento a alguien sentarse al lado mío, dirijo mi vista hacia la persona que está aquí y automáticamente blanqueo mis ojos.

—Hola, querida mía, ¡hace mucho que no nos vemos!

La alegría que emana Tommy es demasiado para mi sistema. Siento que ya se me subió la maldita presión con tan solo escuchar su voz.

—Tommy, te vi ayer en clase de Francés —le informo, arrastrando las palabras.

Tommy pone su silla más pegada a la mía y le lanzo a Jamie una mirada que grita auxilio, pero ella que está enfrente de mí, me sonríe y se encoge de hombros, siguiendo con su libro. Maldita.

—Ahhh, han sido como años para mí... —suspira el rubio—. ¿En qué has estado últimamente, princesa? Te he notado más pensativa de lo normal.

Jodido Jack, jodido Jack, jodido Jack, jodido Jack...

—Estaba pensando en formas para quemar la escuela —sonrío sin mostrar mis dientes y vuelvo mi vista al libro que apenas he tocado en toda la hora que nos hemos pasado aquí Jamie y yo.

Tommy inmediatamente abre su boca y suelta un sonido emocionado.

—¡Yo te ayudo, sí, sí! ¡Hace mucho que yo también quería quemar...!

—¡SHHHHHH! ¡Señor Sharp, cállese!

El rubio se calla en cuanto la bibliotecaria demanda, muy furiosa, mientras está trabajando en su computadora de escritorio. Tommy le dedica una sonrisa de disculpa y vuelve a centrar su atención en mí, ahora con una expresión preocupada.

Atrápame si puedesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora