¡Ay, mierda!No entiendo este examen, lo único que he respondido bien —y la verdad ni siquiera estoy tan segura de ello— es mi nombre y la fecha.
Esperen... ¿estamos a cinco o seis? ¡Ay carajo! Ya ni siquiera puedo confiar en que la fecha esté bien.
Es que te nace ser idiota... te nace...
Genial. Hasta mi subconsciente cree que no sirvo para nada.
El profesor de matemática se levanta de su silla y empieza a pedir los exámenes. Genial, gran cero que tendré que explicarles a mamás. Debí preguntarle a Jamie mis dudas sobre trigonometría, pero lo olvidé por completo; quedé exhausta después del trabajo y cuando llegué a casa lo único que quería hacer era darme una ducha —la verdad, hasta me dio flojera bañarme— e irme a acostar.
De mala gana, me resigno y le entrego mi examen al profesor Jenkins, le da una ojeada y me mira con desaprobación.
¡Ah! Que se joda, no es mi culpa que el no sepa explicar a una mente tan brillante como la mía que no entiende problemas trigonométricos que son básicamente para simples mortales.
Qué ridícula soy.
La campana suena, indicando que podemos salir. Tomo mi mochila rápidamente y salgo corriendo del salón para buscar a Jamie y a Jack.
Corro por los pasillos y veo la melena castaña de mi mejor amiga, se ve concentrada platicando con su estúpido novio, qué tranquila se ve... la asustaré.
Me empiezo a acercar lentamente hacia ella, y justo cuando estoy lo suficientemente cerca, le grito por detrás.
—¡¡AHH!! —grita mi mejor amiga, asustada. Se da la vuelta quedando enfrente de mí, viéndome con sus ojos mieles desorbitados—. ¡Billie! ¡Casi me matas del susto! ¡Santo Dios!
Río y me encojo de hombros como niña buena.
—Es tu culpa por no estar alerta.
Jack me ve con diversión y le saco la lengua, entrecierra sus ojos y centro mi atención de nuevo a Jamie. No quería admitirlo... pero me he estado llevando bien con el zoquete, bueno, aún peleamos pero lo hacemos como... como amigos.
—Y bien, ¿Cómo te fue en trigonometría? —pregunta la castaña con curiosidad.
Uhmm, ¡Excelente! Excelente como para reprobación.
—¡Genial! —grito—. S-Sumamente genial, ya veo que saco diez... ¡no! ¡Es más!... ¡once! Arriba del promedio —declaro con fingida seguridad.
—Once de cien. —Menciona Jack. Jamie comienza a reír y yo me quedo estupefacta.
—P-pues y-yo...
—¿Estudiaste como te dije que lo hicieras? —me pregunta mi vecino con incredulidad, abro la boca para hablar pero la cierro abruptamente.
¿Lo hice? La verdad no.
—Y-yo... —los dos se dan una mirada y después me ven con desaprobación—. ¡Obviamente que no pude! ¡Llegué a casa exhausta y ni siquiera me bañé!
—Eso explica el olor... —susurra Jack, logro oírlo y Jamie se carcajea ruidosamente. Le doy un puñetazo en el hombro a mi vecino, ofendida.
No huelo mal... ¿o sí?
—¡Como sea! Ocupo clases particulares... no creo que el profesor Jenkins me acepte si sigo con estas notas —hago un puchero y me froto la cara. Alzo mi mano para acomodar mi gorra pero recuerdo que hoy no la tengo, la costumbre mía.
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Atrápame si puedes
Teen FictionNo quiero empezar diciendo que esto trata de la típica chica que se enamora de un chico... Bueno ¡al diablo! Sí lo es pero es mucho más complicado de lo que suena. Yo, jamás en mis diecisiete años de vida había estado en una situación tan difícil...