26. querer

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Oh, Santa jodida mierda hija de perra.

¡Luzco horrible!

Mi mascara está corrida, mi cabello se encuentra despeinado y mi labial rojo está esparcido por fuera de mis labios, sin mencionar que la ropa que utilicé ayer deja muy poco para imaginar.

¡Carajo! ¿Qué diablos estaba pensando?

Me lavo la cara y remuevo mi ropa para ver mi cuerpo. Casi todo está moreteado, desde mis brazos hasta mis senos y muslos. Con cuidado, vuelvo a ponerme la ropa y orino, me reviso para ver si no logró tocarme ahí y siento que respiro al no notar nada fuera de lo normal.

Mis ojos se llenan de lágrimas y lloro en silencio para que Jack no me escuche. Se me escapa un sollozo y rápidamente me tapo la boca con precaución, porque no era mi intención hacer eso.

Me lavo la cara una vez más para que las lágrimas se despejen de mi rostro y tomo una pijama limpia que tengo guardada en un gabinete. Me pongo los pantalones de chandal y una sudadera común.

Me tomo la pastilla, bueno, la muerdo porque no tengo agua y agarro mi corto cabello en una pequeña coleta. Respiro hondo antes de salir del baño.

Jack está sentado, impaciente, en la silla del escritorio y cuando me nota, rápidamente se para.

Se ve tan bien, tan bien que duele...

Jacobsen... —comienza pero alzo mi mano para detenerlo.

—No quiero hablar.

Me encamino a mi cama pasando por su lado ignorándolo. Tomo la pomada y me siento para aplicarla en mi piel morada.

Abro el frasco y el olor de la crema rápidamente se hace presente en mi sentido del olfato. Huele a pura mierda. Con la mayor fuerza de voluntad que tengo en mi ser empujo mi idea de decirle a Jack que hubiera comprado otro tipo de crema con un mejor aroma.

Trato de ponerme un poco, pero hago una mueca de dolor, y Jack lo nota.

—Déjame a mí —me quita el bote de pomada y se sienta al lado mío. Comienza a untar la pomada en mi clavícula y no puedo dejar de mirarlo, luce tan concentrado.

—No me mires así —demanda.

Aparto rápido mi vista de él y y decido ponerme a ver mis pies con incomodidad.

Después de unos minutos vuelve a cerrar el frasco y lo pone en el escritorio. Miro sus movimientos y después una pequeña capa de lágrimas se forma en mis ojos al momento en que recuerdo lo que me dijo hace unos días.

"No me gustas, sólo mírate y mira a las chicas con las que paso el rato. Definitivamente estás ciega si piensas que alguien como tú puede salir con alguien como yo."

No puedo evitar pensar en eso, ni en los días después de lo que pasó.

No me doy cuenta que estoy sumergida en mis pensamientos hasta que escucho la voz de Jack llamarme.

—Te dije que me dijeras qué... qué te alcanzó a hacer el imbécil... —respira con fuerza y puedo notar que le cuesta bastante preguntar por eso.

Me quedo callada. Es un idiota.

—Necesito que me digas, si no puedes decirme entonces yo...

—¿Qué te... qué te importa? —suelto.

Él frunce el ceño y puedo notar una emoción en sus ojos. Confusión.

Atrápame si puedesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora