Secuestrados

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NOVIEMBRE 7, 1983

POV Eleven

Corría por el bosque oscuro, aún tenía helado en mi boca, no podía detenerme, no podía dejar que me atrapen, no quería regresar.

Escuchaba sonidos en el cielo, las nubes brillaban en ocasiones, podía verlo a través de las ramas de los arboles, sentía que se aproximaba algo.

Seguía descalza, pero al menos no tenía hambre, Benny, el hombre que me ayudó dándome de comer y me cambió de ropa, había muerto por conocerme. Lo mataron por mi culpa.

Papa es un hombre malo, papa es malo, ahora lo sé.

Mientras corría empezó a caer del cielo agua, eran gotas de agua..., me detuve mirando a los lados y por todas partes caían las gotas, muchas. Me recordaba los baños en las duchas de donde vengo, eran frías y sonaban de la misma manera.

De pronto sonó algo en el cielo, era como una explosión, me asusté y tapé mis oidos.

Si seguía corriendo podría salirme de esta enorme ducha que caía y esos sonidos, no quiero estar aquí más tiempo, todo lo que me recuerda ese lugar, me da miedo.

A la distancia escuchaba unos gritos y luces, llamaban a una persona, pero no era a mí, no sonaban como los hombres malos. Corrí a la dirección de las voces y vi a tres personas pequeñas juntas caminando en el bosque mientras caían las gotas.

Cuando estuve cerca se giraron a verme y se parecían a mí, aunque ellos tenían más ropa que yo.

Me quedé quieta viendolos y uno de ellos se acercó a mí.

—Qué haces aquí? —me dijo el chico que estaba en medio. No le respondí.

Los demás se quedaron donde estaban, seguían viéndome, parecían asustados. El chico que se acercó, tenía ojos oscuros y era blanco.

—Oh rayos es una niña! —dijo sorprendiéndose.

—Qué? —dijo el de la derecha, hablaba extraño.
—Una niña? —dijo el de la izquierda, esté tenía la piel más oscura que los otros dos, nunca había visto alguien así.

El chico que estaba más cerca se empezó a quitar lo que lo cubría del agua, al quitarselo se quedó con una ropa azul y pude ver su cabello, era negro.

Luego se acercó más a mí y yo me alejé, parecía que me quería dar lo que se acababa de quitar.

—Esta bien, esta bien, tranquila, solo quiero darte mi abrigo, está lloviendo y hace frío. —me dijo y se acercó más a mí y me rodeó con eso que llamó abrigo, metí mis manos para ponérmelo y al instante dejé de sentir frío.

Abracé mis brazos para sentir lo cálido que era estar dentro del abrigo de este chico, no sentía tampoco las gotas que caían más rápido cada vez.

De pronto sentí que puso algo sobre mi cabeza y escuché las gotas golpear contra el abrigo, alcé mi cabeza y lo ví a mi lado con una pequeña sonrisa, era mejor que la de Benny. Este chico se quitó su abrigo que lo mantenía seco y cálido para darmelo.

—Bien ahora tenemos que salir de aquí. —les dijo a los demás

—Qué estás loco, no podemos llevarla. —dijo el chico de piel oscura.

—No podemos dejarla aquí, está perdida. —le contestó el chico del abrigo.

—Debemos llamar a la policía. —dijo el otro.

—Toda la policía sigue buscando a Will en otra parte, no hay nadie.

—No creo que sea buena idea.

Creciendo JuntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora