La Reina

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POV: Eva/One

Me dolía el brazo, ya no solo era la quemadura si no el dolor que haber caido de ese lado, Sam lo había revisado y dijo que estaba desubicado, fue cuando con mucha presión volvió a ponerlo en su lugar. Eso fue más doloroso de lo normal ya que estaba con quemaduras de segundo y tercer grado.

Él me insistía en que vaya al Hospital para que reciba una mejor atención, pero no quería perder tiempo aquí, quería regresar con mis padres, a casa, llevamos mucho tiempo lejos, casi un año ya. Cuando llegue iré a un hospital donde podré quedarme sin esperar visitas de personas haciéndome preguntas y sobretodo ver que no me necesitan para más que ser una profesora, ya sea nivel educativo o entrenadora.

Desde un principio debi irme, debi dejar las cosas como estaban, pero sabía que esta vez no tendrían tanta suerte como antes, y los meses me dieron la razón. Como sea... ahora todo terminó, y por fortuna nadie resultó herido, bueno a excepción de mí, pero eso fue algo que decidí.

—Qué le diremos a Becky? —Preguntó sacándome de mis pensamientos.

—La verdad. Que regresaremos a casa y que ella puede seguir con Terry y el tratamiento. —Él manjeaba la camioneta y nos dirigíamos al Hospital del siguiente pueblo, donde estaba Terry. Por lo menos tenía que despedirme de ella, está mucho mejor ahora, aunque sigue perdida en ese lugar.

—No crees que debemos decirle que llame a su sobrina? —sonaba enojado, le molesta irse así.

—Yo diría que si, puede que eso ayude en el tratamiento. —Ya no tiene caso ocultar el tratamiento, ahora Jane tiene la mente despejada para ocuparse de su mamá.

—Bueno... por lo menos, se revelará algo. —lo dijo sarcásticamente

—Sam... sabes que no me necesita, tu lo viste esa noche, ellos son felices, ella es feliz. Y ahora ya no hay ningún monstruo que intervenga.

Lo dije sonriendo un poco, pero no quería sonreír. Me sentía igual cuando abandoné ese lugar que fue mi hogar tanto tiempo, pero era solo un laboratorio.

Sentía que dejaba una gran parte de mí.

—Ella tenía que saber... se lo debes.

—Yo no le debo nada Sam. —dije ya sin sonreír, ocultar mi estado de animo ya no importa mucho.

—Claro que le debemos, por ella pudimos huir, por ella tuvimos oportunidad, por ella se destruyó el laboratorio y todo lo que hacían. Si se lo debemos.

Estaba anocheciendo ya, el tratamiento debió terminar ya. No hice caso a lo que me decía Sam, ya me siento mal como para que él lo haga peor.

—Esas personas nos consideraban, capaz el Jefe de policía no, pero los chicos si, estoy seguro de eso.

—Te dije que si querías quedarte lo hubieras hecho. —recordándole que le di esa opción.

—No iba a permitir que manejes en el estado que estás, a duras penas puedes alzar el brazo.  —dijo viendome el brazo vendado, el tenía una crema que se ponía en sus heridas, le ayudaba bastante y la verdad funciona muy bien, ya que me duele más el brazo que la quemadura.

—Entonces deja de quejarte quieres. Creeme Sam no es fácil para mi. —él siempre ha estado a mi lado, apoyándome, ayudándome, dandonos consejos, cuidándonos de pesadillas y malos recuerdos, estoy casi segura que me entiende. —Si no hubiera sido por esa pelea, creeme que no me hubiera ido. Pero las cosas pasan por algo y así sucedieron.

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