Cap. 5

9 0 0
                                    

Condujo en silencio por la carretera mojada.
Hasta llegar a un grifo donde bajamos a tomar café.
Si, café. Como si nada hubiera pasado.
—¿Que hacías por las calles sola? —preguntó rompiendo el silencio— te dije que no andarás sola y menos tan tarde.
—Hay disculpame papá. —dije con sarcasmo.
—No es broma, hablo enserio.
—¿Porque tanto te preocupas por mí? Nisiquiera te conozco.
—Sólo intento que no te hagan daño.
—No quiero involucrarme en tus asuntos. —le dije
—Es demasiado tarde. —me dijo.
—¿Que? —pregunté sorprendida.
—Mira, no puedo contarte nada pero tienes que cuidarte, tienes que ser precavida.
—¿Conocías a ese tipo? —pregunté.
Bajó la mirada.
—Sólo lo vi un par de veces en la Universidad.
—Yo nunca lo vi! Y no entiendo porque intento violarme.
—Debió estar drogado.
Ay Dios mío, en que me metí.
—¿Porque estabas sola? —preguntó.
—Discuti con mis amigos y salí furiosa.
—¿Porque? Ustedes se ven tan unidos. —dijo tomando de su café.
—Ellos metieron el tema de Ángela y... Estoy hasta la coronilla con eso, y más cuando sé que tengo que callar algo que puede ayudar a encontrarla.
Él suspiró.
—Lamento tanto que hayas tenido que ver eso. —dijo.
Lo miré.
—Yo lo lamento más. —dije.
—Tienes que amistarte con ellos, no nos conviene que sospechen.
—¿No nos conviene? —pregunté.
—Estamos en esto juntos. —dijo.
En términos de enamorados eso suena lindo y cursi, pero ahora sólo causa escalofríos.
Saber que estoy involucrada en un secuestro me aterroriza.
—¿Porque te preocupas por mi? —volví a pregunté.
Bajó la mirada.
Hace eso cuando no quiere decirme algo, cuando intenta ocultar la verdad o se siente impotente, supongo.
—No quiero que nadie salga herido con esto.
—¿Porque no me dices que hicieron con Ángela? —pregunté
—No puedo decirte nada, sólo hazme caso por favor.
Suspire y cambié mi mirada.
—¿Cuando se va terminar esto? —pregunté.
—No lose...
Me levanté de la mesa para largarme a mi casa.
Él me hace más complicada la vida, me llena de dudas, me hace crear preguntas que nunca obtendrán respuesta.
—Espera. ¿A donde vas? —preguntó.
—A mi casa.
—Te voy a llevar. —me dijo.
—No gracias.
—Por favor Blake, sólo intento ayudarte.
—No necesito ayuda! Y menos la tuya.
Empecé a caminar hacia la otra dirección.
—¡Acabo de salvarte la vida! ¡Te iban a matar! —me dijo.
Detuve mi paso en seco.
—Conozco a Elvis. Más de lo que crees.
¿Elvis? ¿Así se llama el chico?
—¿Sabías que me iban hacer algo esta noche? —pregunté.
Bajó la mirada.
—¡No fue una coincidencia que pases por ahí a salvarme!
—No... Yo...
La lluvia nos mojo a los dos, estábamos a una distancia considerable.
Me acerque a él y subí al auto.
Estábamos muy mojados.
—Habla! —le pedi molesta.
—Elvis se enteró que nos viste durante... Lo que paso en la fiesta de la Universidad.
—¿Él trabaja contigo? —pregunté.
—Escucha, no debería estar contandote esto, pero las cosas se estan saliendo de control, y creo que deberías saberlo... Me pidieron hacerte daño. —confesó.
Me quede en shock.
—Viste al chico que estaba conmigo esa noche ¿verdad?
Asenti.
—Al parecer él se dio cuenta que nos viste, cuando saliste corriendo y yo me quede viéndote. Le informó a la persona que nos manda hacer esto, y... Me pidió que te amenace para que no dijeras nada.
—Dios mío.
—Por eso te lleve conmigo la otra vez, tenía que advertirte.
Lo miré.
—Elvis se enteró que no te hice daño y quiso vengarse, estuve al tanto de todos sus movimientos... Por eso logré salvarte cuando el estaba a punto de...
—Ya no sigas!
—Es por eso que no tienes que decir nada, te tienen bien chequeada.
—No debí confiar en ti. —dije.
—Lamento tanto que estés pasando por esto.
—Llévame a mi casa. —pedí.
Una lágrima cayó por mi mejilla.
—No quiero que me odies. —dijo.
—Sólo quiero irme y estar lejos de ti.
Soltó un suspiro cansado y encendió el auto.
Todo el camino en el auto fue en silencio.
Sólo miraba las calles vacías y mojadas a través de la ventana.
Él activó la calefacción para no resfriarnos.
Al llegar a la puerta de mi casa, me quite su chaqueta y de lo di.
—No necesito a nadie detrás de mí, dile a tus jefes que no abriré la boca y se pueden ir a la mierda con sus amenazas, igual que tú.
Cerré la puerta del auto muy fuerte y caminé hasta la casa.
Escuché el sonido de la puerta y al instante él estaba detrás de mí.
—¿Te quedó alguna duda? ¡porque yo tengo muchisimas! —le dije.
La lluvia volvía a mojarnos.
—Cuidate.
Suspire y giré para entrar a casa.
Cogió mi brazo y me hizo girar.
—¡Estoy hablando enserio! —me dijo.
Sentía miedo en sus palabras
—Ahora más que nunca querrán hacerte daño.
—Ya déjame en paz! —le pedí y me safe de su agarre.
Entre a casa y cerré la puerta fuerte.
—Hija por Dios! Estas muy mojada. —me dijo mamá bajando de las escaleras.
Me dio una manta para cubrirme.
—Ve a tu habitación, cambiate que ahorita subo con algo caliente.
Le hice caso y me fui a cambiar.
Agradezco tanto que no hiciera preguntas.
Mi nariz empezaba a fastidiarme.
Me tiré en mi cama a esperar a mamá.
—Black! —me llamó Harry.
—Enano! ¿no te has ido aún? —pregunté.
Era más de media noche.
—Papá tiene guardia esta noche. —dijo.
Hannah viajó por un par de días.
—Hmmm...
—¿Puedo acompañarte? —preguntó.
—Me encantaría.
Él sonrió y subió a mi cama.
—Tu nariz esta roja —me dijo— pareces Rodolfo el Reno.
Sonreí.
—Era Rodolfo el Reno... Que tenía la nariz —cantó.
Reí.
—Seguro me va dar un fuerte resfriado. —le dije.
—Entonces no irás a la escuela. —se sorprendió.
—Tengo que ir, sino perderé clases.
—Mejor quédate en casa conmigo. —dijo.
—Tú tienes clases niño!
—Nooooo.
Mamá entró con una bandeja.
—¿Como es eso que Harry no tiene clases mañana? —pregunté.
—Creo que es aniversario de la escuela y harán una ceremonia. No es obligatorio asistir.
—Que vaya! —dije riendo.
El me golpeó en la barriga, por querer deshacerme de él.
—Abuelita no iré ¿verdad? —dijo.
—No cariño, te quedarás en casa con tu tía.
—¿Que? Pero yo si tengo clases.
—En ese estado no irás, mañana pescaras un resfriado terrible que no querrás levantarte de la cama.
—Mentira! Yo iré.
Mamá y Harry sonrieron mirándose.

(...)
—Blake! Hora de salir! —me aviso mamá.
A veces la odio cuando predice mi futuro.
No quería moverme de mi cama, me dolía todo mi cuerpo, sentía frío y no quería salir.
—¿Blakey? —preguntó entrando a mi habitación.
—¿Como amaneciste?
—¿Te estas burlando de mi? —pregunté debajo de las sábanas.
Escuche su risa.
—Bueno, me voy hacer los pagos vuelvo para cocinar. Cuida de Harry por favor.
—Llévate al enano. —le dije.
—No, esta haciendo mucho frío, no quiero que se resfrie igual que tú.
—Ay mamá.
—Por favor cuidalo.
—Es él quien tiene que cuidarme.
Río.
Y salió de mi habitación cerrando la puerta.
Que dolor de espalda.
Dios, nunca me sentí tan mal, nisiquiera cuando salgo de los desmadres.

Soñando DespiertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora