Cap. 19

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Salí de clases casi con un derrame cerebral.
Hoy no vino Anne y me soprende mucho la verdad, no hemos hablado desde que salí de la clínica.
Ismael y Charlie estan entrenando mucho con el equipo, al parecer Charlie ya encontró un pasatiempo para olvidarse de Kelly.
Lo que me alegra mucho.
—Oye Williams —me llamó Bea— ¿y tu amiga la frágil?
—¿Anne? —pregunté confundida.
¿Porque la llamaba así?
—Si ella ¿donde esta? —volvió a preguntar.
—Hmmm no lose, no la veo hace días.
—Que raro, si ustedes son inseparables. —dijo.
Sonreí de lado.
—Bueno, cuando la veas le dices que me busque. —me dijo.
Asenti.
—¡No te olvides!
—Ok, no hay problema.
Se fue y me dejó seguir con mi camino.
Guarde mis libros en el casillero y fui al dispensador.
Una pequeña parada antes de ir a mi destino.
Marque un café y espere a que sea procesado.
—Hola chiquita. —escuché su voz detrás de mi.
Reí.
—Hola.
—Te ves muy bien. —me dijo.
—Gracias, debió ser el suero.
—Ahora tienes que alimentarte bien y comer sano.
Asenti.
Mi café estaba listo para retirarlo.
—¿Que haces? —preguntó cuando alce la tapa del dispensador.
—Hmmm... Sacando mi café. —respondí.
Metio dinero nuevamente y pidió leche con café.
Me quito mi vaso.
—Esto es para mi, y el que sale es para ti —dijo— nos vemos más tarde, voy tarde a clases.
Me guiño un ojo y se fue.
—¡Oye! —lo regañe.
—Te llevo a tu casa! —me dijo.
Bueno, eso cambia la situación.
Seguí mi camino hacia el campus para ver el entrenamiento de los chicos.
—Hola! —salude a Charlie quien estaba poniéndose sus zapatillas.
—Al fin llegaste, necesito que veas esto. —me dio su teléfono.
Abrí y era una foto de Anne en... No se exactamente donde queda ese lugar pero estoy segura que esta fuera de la ciudad.
—¿Ismael sabe? —pregunté.
—Pues no, lo acaba de subir. —me regaño.
—¿Porque esta tan diferente? —pregunté.
—No lose, sólo dijo haber discutido con Connor y quería estar lejos por unos días.
—Que extraño.
—Deberías hablar con ella. —me dijo.
—¡O'Neal! /O'nil\ —lo llamó el entrenador.
—Vuelvo, mira como el maestro juega. —creído pensé.
Asenti riendo.
Me parece muy raro la actitud de Anne.
Si escuché la discusión con Connor pero no creo que haya sido para tanto.
Ósea, después de todo Connor sólo le dijo la verdad.
—Blakeyli! —me llamó Connor viniendo hacia mi.
—Llegas tarde! Ya empezó su entrenamiento.
—Lo siento, había cola en el baño.
Asenti.
—Oye! Te vi hablando con ese chico de intercambio ¿se conocen?
Ay no.
—Hmmm... Si, tenemos un par de clases juntos y cruzamos palabras.
—Hay confianza. —dijo quitandome mi vaso de leche.
—Apenas lo conozco.
—Y hasta te pide el café. —me dijo tomando de mi leche con café.
Sentí un pequeño rubor en mis mejillas.
Maldición, eso me delatara.
No dije nada pero sé que él esta sospechando algo y lo menos que quiero ahora son más preguntas sobre Gonzalo.
—Yiu estas todo sudado, no me toques. —se quejó Connor cuando Ismael llegó a nosotros.
—Hay ya, lo siento duquesa. —le dijo.
Reí.
—Oye Blake, me alegro que estés bien y disculpame por no ir a verte. —me dijo.
—No te preocupes, esta bien.
—¿Si? —preguntó.
Asenti.
—Bueno, vamos a beber algo! Yo invito. —dijo Charlie viniendo a nosotros.
—Claro, tenemos que hablar. —les dije.
—Esto se puso serio —se burló Connor— bueno andando.
Fuimos al estacionamiento y subimos al auto de Ismael.
Connor condujo con Ismael de copiloto y yo atrás con Charlie.
—Me parece raro que Anne no este aquí. —dijo Ismael.
—Si, es que tú respiras y comes Anne —comentó Connor— giras sobre ella.
—Basta Connor. —le pedí.
—¿De que me perdí? —preguntó Charlie.
—Sólo digo la verdad, ¿también te irás? —contra atacó Connor.
—No lo entiendo.
—Te explico hermano —tomó aire— Anne se fue de la ciudad porque no pudo aceptar sus actos, sus errores, yo me encargue de decirle que era una cucufata al lamentarse por lo que le paso a Blake, cuando ella ni le presta atención. Sólo la buscaba cuando peleaba contigo. Ya hasta nos aburre tener una pareja en el grupo.
Suspiro.
—¿Anne esta fuera de la ciudad? —preguntó Ismael.
Típico, después de todo lo que le dijo él sólo rescató lo que realmente le importa, Anne.
Nisiquiera se da cuenta de la magnitud de la situcion.
—Wow! —se quejó Connor— que gran atención pones a mis quejas.
Se levantó de la mesa.
—Empiezo a creer que si ellos —nos señaló— no hubieran aparecido en mi vida, estaría completamente solo, porque desde que estas con Anne nisiquiera salimos como antes, cuando no la conocías. Lo siento chicos.
Y se fue de la cafetería.
Rayos!
—¿Como es eso que Anne esta fuera de la ciudad? —volvió a preguntar.
Como si lo que hubiera dicho Connor, le valía un rábano.
—Se fue ayer, pensé que lo sabías ya que se cuentan todo. —habló Charlie.
¿Que les sucede a todos?
—¿También tu Charlie? —preguntó él.
En parte es cierto, odiaba cuando Anne le contaba algo que yo sólo le confiaba a ella.
Creo que si cuentas algo importante a una persona es solamente para esa persona y por más "Unidos" que sean con su pareja, no hay porque abrir la boca.
—Esta bien! Me largo entonces. —dijo Charlie y salió de la cafetería.
Dios mío!
Suspire.
—Tengo que ir a buscarla! —me dijo Ismael.
Sólo lo miré.
—¿Quieres que te lleve a tu casa? —preguntó.
—No te preocupes.
Él salió del establecimiento dejándome sola.
Sin importar nada más que su novia.
Enamorense, pero jamás se olviden de sus amigos. Jamás.
Tomé más de mi café.
Hasta que él... que se aparece en todas partes, se sentó frente a mí.
—¿Viste eso? —pregunté un poco triste.
Asintió con la cabeza.
—Fue la reunión más corta que tuvimos.
—Así pareció. —dijo.
—Así fue.
—¿Estas bien? —preguntó.
Lo miré, su mirada tenía preocupación y nostalgia.
—Si.
Cogió mi mano sobre la mesa.
—¿Me llevas a casa? —pregunté.
—Haré más que eso. —sonrió.
Pague los cafés y fuimos hacia su auto, al menos no estoy sola después de todo.
—¿Quieres ir a casa? —preguntó.
Lo miré.
—Porque planeaba llevarte a un lugar. —me dijo.
—Esta bien, vamos ahí.
Encendió el auto con una sonrisa.
¿Me pregunto a donde me llevará?
¿Me secuestrara?
Reí.
—¿Soy causante de esa sonrisa tuya? —preguntó.
—Hmmm un poco.
Él río.
—Bueno, señorita Williams, ya llegamos.
Miré de frente y me encontré con una casa.
No era tan vieja, pero tampoco nueva.
Es antigua, y poco convencional.
—¿Donde estamos? —pregunté.
—Bienvenida a mi casa. —dijo.
Me quedé realmente sorprendida.
—¿Me trajiste a tu casa? —pregunté.
—Si, ¿esta bien? ¿no te gusta?
—No, no es eso...
—¿Entonces...?
—Es que me sorprende que me hayas traído aquí. Es decir, tu eres muy privado con todo y...
—Lose! Pero quiero que estés segura de mí y confíes un poco más.
Me acerqué a él.
Acaricie su mejilla con mi mano fría.
Él cerró los ojos al contacto con mi piel, y sonrió.
—Ven.
Cogió mi mano y entramos a su casa.
No pasará nada malo, al menos eso quería convencer a mi mente.
Abrió su puerta y entramos a una pequeña sala, con muebles y un televisor pequeño.
Es antiguo, como si hubiera sido heredada.
—¿Vives solo? —pregunté mirando todo.
—Hmmm... —lo pensó— se podría decir que si.
—No entiendo.
—Es que comparto esta casa con un...
Su teléfono sonó, tan oportuno como siempre.
—Un momento —respondió— ¿Que paso Phill /fil\?
Ahora quien diablos será Phill.
—Si, hablé con ella antes de salir (...) No lo se Phill, él debe saber (...) Jamás le pedí prestado algo, él más que nada sabe... ¿sabes que? Olvidalo, hablaré personalmente con él.
Suspiro.
—Esta bien, adiós.
Colgó.
—Lamento eso... Phill es el único amigo que tengo en la casa y...
Asenti.
—¿Quieres que te prepare algo? —preguntó.
—Claro.
Fuimos a una cocina, donde me hizo sentar en la mesa para ayudarlo a preparar una ensalada medio extraña.
Más parecía dieta.
—Gonzalo, ¿quien era la chica de la otra vez? —pregunté.
Las dudas me mataban.
—¿Kira? —preguntó.
—Bueno, exactamente no se como se llama, pero estabas discutiendo con ella, luego te fuiste...
—Ella es una compañera de ahí. —me dijo
—Creí que sólo trabajaban hombres.
—Si, pero ella se encarga del trabajo menos pesado.
—¿A que te refieres? —pregunté.
—Ya lo entenderás. —me dio un beso corto.
Rayos, no se para que preguntó si me quedo con más dudas.
—Oye, el momento que estemos juntos ¿puede ser sin cuestionarnos?—preguntó.
Suspire.
—No puedo evitarlo, esas dudas me carcomen.
—Poco a poco ¿si? Yo te iré contando de apocos. Pero eso si tienes que confiar en mí.
Suspire.
—¿Me lo prometes? —preguntó.
Cambie mi mirada.
Sentí su mano en mi mejilla.
—¿Si? —volvió a preguntar.
Asenti.
—Lo intentaré.
Él sonrió y me dio un beso.
—Ven, terminemos de comer para llevarte a casa.
Eso suena bonito, terminemos de comer para llevarte a casa, una persona que realmente se preocupa por alguien.

Soñando DespiertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora