Cap. 26

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El camino a casa fue un poco silencioso, Harry estaba perdido en sus pensamientos al igual que Gonzalo.
—Mamá tranquila, tengo a Harry conmigo... Lo encontré. —dije
—Gracias a Dios, ¿donde estaba? ¿como esta? ¿con quien estaba? —hizo muchas preguntas.
—Cuando lleguemos a casa te lo explico ¿si? Déjame descansar.
—Pero hija por favor...
—Mamá... —pedí.
Suspiró.
—Esta bien, los veo aquí. Vengan con cuidado.
Colgué y solté un suspiró.
Mis lágrimas cayeron sobre mis mejillas al imaginarme que cosas le habría dicho Elvis a mi sobrino, si no fuera por Gonzalo jamás lo hubiera encontrado.
Él dedujo donde estaría y tenía razón.
Pero no lo entiendo, ¿porque se llevó a Harry?
Gonzalo detuvo el auto y me pidió bajar.
Acomode a Harry para que no se despertará y salí del auto.
Nos quedamos mirándonos unos segundos... Y sólo bastó dos segundos para abrazarnos.
Él sabía perfectamente que necesitaba un abrazo en estos momentos.
—Él esta a salvo, eso es lo que importa.—me dijo y dejó un beso en mi frente.
—¿Porque lo hizo? ¿Porque con él? —pregunté llorando— tan sólo es un niño.
—Yo tampoco lo entiendo... ¡No tiene sentido! Ya ni siquiera trabaja con nosotros. —soltó.
Seque mis lágrimas y lo miré.
—El jefe lo boto, al parecer hizo algo que no debía y... Lo humilló antes de botarlo.
—¿Que pudo haber echo?
—No lose...
Cambie mi mirada para evitar verme débil ante él.
Después de todo lo que habíamos pasado en la Universidad, ahora estamos aquí... Como si nada hubiera pasado.
—Dame tu mano... —me dijo.
Lo miré.
—Por favor.
Estire mi mano y lo puso sobre su pecho.
—Mi corazón aún esta agitado... —tiene razón, latía muy rápido— no se si es porque estoy contigo o por el miedo que tuve por unos segundos.
—¿El rudo sintió miedo? —pregunté con una pequeña sonrisa.
—Tuve miedo que le suceda algo a Harry... O peor aún, perderte a ti.
Ahorita me caigo de espaldas.
—En tan poco tiempo ustedes se volvieron muy cercanos a mi, por más que discutamos siempre...
Sólo lo miraba.
—Y voy a estar siempre para defenderlos y cuidarlos.
—Gonzalo...
Quite mi mano de su pecho.
No resistí más y lo besé, sus labios tan suaves y delgados.
Me sentía en el paraíso.
—No te quiero perder Blake.
—Entonces no hagas estupideces. —le dije.
Él sonrió.
—Te lo prometo.
Volvió a besarme.
A su lado estaba segura, me sentía a salvo, con mucha confianza.
Es como si lo conociera de años.
—Volvamos al auto. —me dijo.
Me subí de copiloto.
Gonzalo abrió la puerta de atrás y saco un pequeña manta de la maletera.
Tapó con ello a Harry y se quitó su chaqueta para darmela a mí.
—A de ser muy complicado vivir bajo presión. —le dije.
—Ya me acostumbre. —me dijo.
—Gonzalo... ¿cuando irás a ver a tu hermana? —pregunté.
—No lose... Tengo que terminar con esto y luego irme con ella.
—No saldrás limpio de todo eso, han cometido muchos delitos.
—Lo se, y lo siento enserio... Maldita la hora en que me metí en esto.
—Tranquilo... No fue por voluntad propia ¿verdad?
Él asintió sonriendo.
Es muy lindo.
—Blake... Es mejor que no le digas a tus padres sobre Elvis...
Tiene razón, se preocuparían más y no querrán que frecuente con Gonzalo.
Cogió mi mano y frenó un poco más allá de mi casa.
Bajé a Harry con cuidado y me despedí de Gonzalo.
—¿Nos vemos mañana en la universidad? —preguntó.
Asentí y le di un beso.
Mi pequeño esta demasiado cansado que ni despierta.
—Oh Dios mío, Harry! —dijo mamá cuando entre a casa.
—Shhh esta dormido.
—¿Donde estaba?
Inventé una mentira para que ellos estén tranquilos, vaya... Desde que ando con Gonzalo no paro de mentir.

—Tienes una cara... —me dijo Charlie trayendome un café.
—Ayer dormí muy tarde. —respondí cansada.
—Sabes que mañana por la noche es la batalla ¿no? —preguntó Connor.
Tape mi rostro con mis manos, no es momento para estresar más a Blake.
—Y no olvides el trabajo que tenemos para el lunes —agregó Anne.
Gruñi.
—Esta bien, ya no estresen más a mi pobre Blake que anda muy cansada —dijo Ismael— Charlie tenemos práctica, te quedas ¿no?
Más que preguntar le estaba ordenando.
—Ahmm iba irme con Blake al centro... Pero si, esta bien... me quedaré para el entrenamiento.
Ismael asintió.
—¿Entonces no ensayaremos? —preguntó Anne.
—Al parecer no, Blake esta cansada y ellos tienen entrenamiento. —respondió Connor.
—Y yo que no quiero ir a casa aún. 
—Puedes quedarte a ver nuestro entrenamiento. —le dijo Ismael.
—No gracias, paso.
Reí.
—Bueno, entonces nos vamos... —dijo Connor.
Caminamos fuera del estacionamiento, mientras Charls e Is se iban al campus a entrenar.
—Creo que esta noche tendré una cena familiar. —contó Connor.
—Oh... Suerte con eso. —le molestó Anne.
—Necesitaré a una acompañante ¿quien es voluntaria? —preguntó.
—No cuentes conmigo. —dijo Anne rápidamente.
—Sé que Blake esta muy cansada, tan sólo mira su rostro... Se ve horrible, parece un zombie, como si no hubiera dormido una semana, esta demacrada...
—Ya... —interrumpí— creo que ya entendió.
—Entonces sólo me quedas tu Annie.
—Ayyy! Connor por Dios, sabes que también odio las cenas familiares.
—Por favorrr! —pidió.
Ella suspiró.
—Oye Blake! —me llamaron.
Giramos los tres a ver de quien se trataba.
—Mike. —hablé.
—¿Puedo hablar contigo? —preguntó.
—Ahm... —cambié mi mirada— no lose... Estoy yendo a casa... Estoy muy cansada y...
—Anda Blake, nos vemos luego. —me dijo Anne.
La miré.
—Avisas cuando llegas a casa. —dijo Connor.
Suspire.
—Esta bien.
—¿Vamos a mi auto? —preguntó Mike.
—Claro, adiós chicos.
—Cuídate.
Caminamos nuevamente al estacionamiento y justo antes de girar chocamos con Gonzalo.
Que oportuno.
—Blake ¿puedo hablar contigo? —preguntó enseguida.
Miré a Mike.
Porque justo hoy todos quieren hablar conmigo!
—Te espero en el auto. —me dijo Mike dejándonos solos.
—¿Te estas yendo con él? —preguntó.
—Si —respondí cansada—quiere hablar conmigo.
—¿De que? —preguntó.
—No lose, recién me lo dirá Gonzalo. —respondí irónica.
—¿Entonces no puedes hablar conmigo?
—Ya quede con él.
—Así que prefieres a él. —recriminó.
Suspire muy cansada.
—Gonzalo ¿empiezas de nuevo? Prometiste no hacer más estupideces.
Cambió su mirada y respiró profundo.
—Esta bien, pero dile que te deje en una calle y te voy a recoger. —me dijo.
—Estas pensando en ti... Date cuenta.
—Lo que tengo que decirte es importante... —insistió.
—Estoy muy cansada, quiero llegar a casa y dormir un poco, ¿puedes entender eso?
—Te entiendo Blake... Yo también estoy cansado, pero aún así quiero estar contigo.
—Hagamos algo —propuse— porque no te vas a casa, te das una ducha, te pones algo cómodo y duermes un poco ¿sí? —acaricie su mejilla— hablamos en la noche.
Asintió.
—De acuerdo. Pero deja que te lleve.
—Gonzalo... ¿prefieres que vaya contigo ahora y por la noche salga con Mike para que me diga lo que tenga que decirme en este momento? —pregunté.
Negó rápidamente.
—Confía en mí.
Suspiró.
—Ok... Ve con él, nos vemos en la noche.
Sonreí.
—Conduce con cuidado. —le dije.
Asintió.
—Escríbeme cuando llegues a casa.
Le di un beso en su mejilla y fui hacia el auto de Mike.

Soñando DespiertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora