Cap. 4

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Me sentía tan impotente al no poder decir ni hacer nada.
Veía a la madre de Ángela ir a la oficina administrativa hablar con el director, y siempre que salía de ahí traía lágrimas en sus mejillas.
Lo miré a lo lejos, puso su dedo índice sobre sus labios indicandome que me quede callada.
Cambie mi mirada y me centre en los chicos.
—Esta noche no estarán mis papás en casa, ¿vienen hacerme compañía? —preguntó Ismael.
—Lo dices en general o sólo a Anne. —dije Connor.
Sonreí por lo bajo.
Él siempre era tan directo.
—No, es para todos.
—Bueno, entonces yo me apunto. —dijo Charlie.
—También yo. —agregó Connor.
Infaltable como siempre.
—¿Paso por ti pingüino? —preguntó Charlie.
Asenti.
—Nos vemos ahí. —dije.
Todos me miraron un poco raro, pero prefirieron ignorarlo y entrar a una nueva charla.
Ya les dije que no quiero cuestionamientos.
Y sobre el estacionamiento, les dije que estaba cansada y preferí irme.
Gracias a ese idiota estoy mintiendo a mis amigos.
Porque no quiero que corran peligro, suficiente conmigo.
Pero me siento mal por ver sufrir a su madre sin poder decir nada.
"Si hablas, le harán daño y a ti también"
Eso es lo que quiero evitar.
Su voz aún estaba impregnado en mi cabeza.
No Puedo evitar pensar en él, su mirada tan fría y preocupada a la vez.
—Tía! ¿En que piensas? —preguntó Harry sentándose a mi lado.
Hoy esta de visita en casa.
—En nada Harryto.
—Cariño me enteré lo de tu amiga Ángela. —me dijo mamá.
—No era mi amiga, mamá.
—Bueno tu compañera, pero que triste. Su mamá debe estar como loca.
—¿Como te enteraste? —pregunté.
—La mamá de Anne me lo contó. —dijo.
Claro, la chismosa de Anne le contó a su mamá y ella a la mía. Toda una cadena de chisme.
—Espero que aparezca viva. —dijo.
—¿Viva? —pregunté— ¿porque dices eso? Si sólo se la llevaron en un auto, no la van a matar ni nada.
Mi madre dejó de lavar las vajillas y se acercó a mi, mirándome a los ojos.
—¿Se la llevaron en un auto? —preguntó.
—Bueno, es una suposición. —me puse nerviosa.
—Blake, ¿tú sabes algo de ella? —me puse aún más nerviosa.
—Mamá, no... Yo sólo supongo, no me hagas caso, estoy tan asustada con esa noticia que no se las cosas que digo. —dije rápido.
—Tienes que estar tranquila, si sueltas eso con cualquier persona te pueden tomar como una cómplice o testigo. porque no lo eres, ¿verdad?
Cambie mi mirada.
No puedo mentirle a mamá, pero la vida de Ángela esta en peligro si yo abro la boca.
—No, como crees.
—¿De que hablan? ¿a quien secuestraron? —preguntó mi pequeño sobrino.
—De nada, sólo tienes que tener cuidado cuando sales de la escuela ¿si? Nunca vayas sólo. —le dije.
—Si.
Mamá sirvió el almuerzo y pasar un rato con Harry y ella sirvió para olvidar al menos un poco a Gonzalo.
Me distrae estar con ellos, las ocurrencias de Harry me hacen feliz.
Jamás creí decir esto, pero lo amo, muchísimo.
—Cariño, Charlie esta aquí. —me llamó mi mamá.
Bajé rápidamente de mi habitación para irme con él.
Caminando, si, porque no tiene auto.
La casa de Isma, no esta tan lejos a la mía, podemos llegar a pie.
—Vuelvo más tarde, adiós mamá. —me despedí.
—Adiós señora L. —dijo Charls.
—Cuidense. —dijo mamá.
Empezó la caminata con mi amigo favorito.
Obviamente sin dejar las preguntas de lado.
—Te he notado muy extraña estos días ¿segura que estas bien? —preguntó.
Suspire cansada.
—Lo digo porque los chicos y yo estamos preocupados.
—Estoy bien Charlie, tú me conoces.
—Por eso mismo, porque te conozco sé que te pasa algo.
—No me pasa nada, sólo ando un poco cansada.
—Esa excusa es vieja.
—No es ninguna excusa, es la verdad.
—Ok! No te creo. —suspiro.
—Bueno, sólo te pido que confíes en mí, estoy bien y no deberías preocuparte.
—Ok, no insistire pero recuerda que no estas sola.
—Ya se! —reí.
Me gusta que se preocupen por mi, pero a veces mis amigos pueden llegar a exagerar, no puedo compartir esto con ellos por más que quiera.
No quiero exponerlos a un posible peligro.
—Esaaaa gente! —nos saludó Ismael.
Entramos a su casa donde ya habían llegado Connor y Anne.
—Hola chicos. —saludé.
—¡Que empiece la juerga!—dijo Connor subiendo al sillón.
Reí.
Me quite la chaqueta y nos sentamos en el piso ya que la pizza estaba en la mesa pequeña de centro, con algunas bebidas y el infaltable alcohol.
By Connor.
—Chicos, jamás creí decir esto pero...—comentó Connor comiendo— tenemos que tener cuidado, ya saben por lo que le paso a Ángela...
—Sí, no sabemos en que momento nos pasará algo. —dijo Anne.
—¿Porque tienen que meter a Ángela aquí? —pregunté fastidiada.
—Es sólo para prevenir. —dijo Ismael.
Como siempre apoyando en todo a su novia.
—Esta bien, no metamos a la difunta aquí. —dijo Connor.
—¡No esta muerta! —le dije.
Todos me miraron sorprendidos.
—Blake, tranquila. —me dijo Charlie.
—Mejor me voy —me levanté— Estoy muy cansada.
—¡No! —alzó la voz Anne— ¡hace días andas muy extraña! No sales de aquí hasta decirnos que es lo que te pasa.
Suspire.
—¡No me pasa nada!
—Blake, puedes confiar en nosotros... ¿tienes problemas en casa?—preguntó Ismael— ¿tu padre te...?
—¡NO! —lo interrumpi— ¿pueden dejarme en paz? ¡estoy bien! ¡estoy harta que siempre me pregunten lo mismo! ¡Ojalá me preguntarán eso cuando están entre ustedes, cuando me dejan de lado!
Cogí mi chaqueta.
—Espera Blake. —me detuvo Anne.
Salí de la casa y camine rápido.
Caían pequeñas gotas de lluvia sobre mi rostro.
No quería llorar de la impotencia, no quería hacerlo.
La calle estaba algo oscura y es difícil de correr porque me caería.
—Hola hermosa. —dijo alguien detrás de mí.
Mi miedo se encendió.
—¿Porque tan sola a estas horas? —preguntó.
No respondí y seguí caminando.
—Hey! No me ignores. —insistió.
—¿Puedes dejarme en paz? —le pedí.
—¿Porque? ¿No necesitas compañía? —preguntó.
Su voz estaba cada vez más cerca a mi.
—No!
Sus pasos sonanban sobre el suelo gracias al charco que producio la lluvia.
—Vamos linda! —dijo a mi oído— confia en mi.
Susurro.
El miedo invadió todo mi cuerpo.
Y las palabras de Gonzalo vinieron a mi mente.
"No confíes en nadie"
Me paralice y detuve mi paso.
—Así me gusta —dijo en mi oído— bien quietesita.
Puso mi cabello a un costado.
—No me toques! —le pedí.
—¿Porque? si eres tan bonita. Imposible no tocarte.
Vi sus zapatillas delante de mí.
—Mirame bonita. —me dijo.
No, no puedo mirarlo. Tengo mucho miedo.
—Oye te dije que me mires
Cogió mi mentón y me hizo mirarlo
Es él, el Rubio de la fiesta.
¿Porque estaba siguiendome?
—Me recuerdas ¿no? —preguntó sonriendo— ahora si te estoy observando.
Mis manos temblaban y mi mirada se quedó quieta en sus ojos.
—¿Que te parece si nos divertimos un poco? —dijo pegandome a su cuerpo.
—¡No! Sueltame. —puse mis manos en su pecho para alejarme.
Es imposible, tiene mucha fuerza.
Me llevó a un callejón donde habían botes de basura.
Me pego a la pared e intentaba besar mi cuello.
Mis lágrimas empezaban a combinarse con la lluvia en mi mejilla.
No pasaba nadie, ni un perro por último.
—Hey! —gritó un hombre.
Se escucho muchos pasos y sentí que el tipo este me soltó y cayó al piso.
Quite mi cabello mojado de mi cara para mirar al chico que me defendió.
—No la vuelvas a tocar! —le dijo.
Se acercó a mí y me llevó a su auto.
—Gonzalo...
—Shhh... Ten, ponte esto. —me dio su chaqueta negra de cuero.

Soñando DespiertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora