Cap. 13

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Salimos del grifo y fuimos a un malecón.
Con una vista hermosa, a lo lejos estaba la playa con algunas personas caminando a la orilla.
El viento estaba en su punto y poco a poco la noche caía nuevamente.
—Es muy raro todo esto. —dije.
—¿Porque? —preguntó.
—Apareces así nada más y cambias todo, yo estaba tan tranquila sin ti... Ahora tengo muchas cosas en que pensar.
—Bueno —sonrió— supongo que le di más emoción a tu vida.
—La volviste más complicada dirás.
—Le di más adrenalina, eras muy aburrida.
—¡¿Que?!
Él río.
—Para tu información yo soy la persona más divertida ¿OK? —exagere.
—Que seas sarcástica y exagerada no significa diversión absoluta... Eres amena y me gusta pasar tiempo contigo.
Lo miré.
—Eres diferente a las chicas que conocí.
—¿Y eso es bueno o malo? —pregunté.
—¿Tú que crees?
—No lo se...
—Al menos inténtalo.
—Depende de como lo veas, Bueno porque supongo que la pasas bien conmigo ¿no? Lo acabas de decir, y malo por que te traigo problemas.
—No lo veas de esa forma... Mira, te lo diré. —giró a verme a los ojos.
—Te escucho.
—Tenerte en mi vida es bueno... Porque de alguna manera me haces feliz y también renegar —reí— y malo porque al estar contigo te pongo en peligro, y si te pasa algo no me lo perdonaría, pero no puedo evitarlo... Ya me acostumbre a ti.
Sonreí.
—Esa es la razón.
No dije nada.
Me quede unos segundos analizando lo que dijo.
Para ser misterioso y ocultarme muchas cosas, esto fue muy sincero.
—¿Puedes decir algo? Me siento idiota. —dijo.
Cogí sus mejillas.
—Gracias por tu sinceridad.
Sonrió de lado.
—Te lo debo ¿no?
—Si —sonreí— Pero aún me las sigues debiendo.
—Esta bien.
Nos acercamos un poco más, mientras nuestras miradas no se separaban, sentía algo por Gonzalo y necesito comprobar si es lo que estoy pensando.
Él se agachó un poco y dejó que ambos capturemos nuestros labios y dar pequeños besos, lentos.
Sus labios son tan suaves.
No me quería separar jamás, desearía quedarme así un par de horas más.
Sentí sus manos en mi cintura.
Y al momento de alejarnos me abrazó.
—No debemos hacer esto. —susurro.
Me aleje de él para mirarlo a los ojos.
—¿Que?
—Es peligroso para ti y...
Me solté de su agarre para irme, después de todo lo que hizo ¿se arrepiente de habernos besado?
—Espera.
Me hizo girar y volvió a besarme.
No puedo alejarme, porque enserio me gusta sus labios.
Puse mi mano en su cintura para alejarlo.
—Lo siento, pero no quiero que te hagan daño. —me dijo.
—Nadie tiene que enterarse. —le dije.
Él me miró por un momento, analizando lo que dije.
—Te llevo a tu casa. —me dijo.
Cogió mi mano y caminamos hacia su auto.
Jamás me sentí tan feliz.
Pero a la vez esto es muy confuso, ¿ahora que somos?
Me estoy enamorando de alguien que ni conozco, ¿eso es bueno o malo?
Pero dentro de mí siento que él es bueno.
—¿Quieres comer algo? —pregunté.
Cuando estaciono el auto afuera de mi casa.
—No...
Cogí su mano para que me miré a los ojos.
—¿Seguro? —pregunté.
—Sí. —besó mi mano e intento sonreír.
—Bueno... —abrí la puerta del auto.
—¿No te vas a despedir? —preguntó.
—Adiós. —dije y baje del auto con una sonrisa.
Me estaba burlando de él.
Enseguida sentí su mano coger mi brazo y hacerme girar.
—Despidete bien. —me dijo sonriendo.
—Adiós, cuidate y conduce con cuidado. —jugué.
—Hablo enserio. —dijo frustrado.
Le di un beso en su mejilla.
—¿Es enserio? —se quejó.
Reí.
—Cuidate y sí, es enserio.
Le di un pequeño beso en sus labios y caminé para entrar a casa.
Mamá estaba en la cocina y al verme llegar se alegró mucho.
No quiero arruinar esa felicidad y es obvio que no le contaré sobre papá.
Gonzalo ya me hizo olvidar ese momento.
—Alguien vino a verte. —me dijo.
Por un momento temí que fuera papá.
Charlie entró a la cocina.
—¿Puedo hablar contigo? —preguntó.
Si. Después de todo lo que paso vino hablar conmigo.
Suspire y lo sólo lo miré.
Mi mamá nos dejó solos para tener más privacidad.
Fuimos a la sala, para estar más cómodos.
—Blake yo... Lo siento...
—Charlie...
—Vine aquí porque sé que tú no me vas a juzgar y que de alguna manera me dirás que hacer.
—Creo que ya estas demasiado grande para saber que tienes que hacer.
—Blake, por favor... Eres mi única amiga.
—Así como tuviste la agallas de golpear a Albert en el baño, pues deberías tenerlas para enfrentar las consecuencias. —lo regañe.
Él cambio su mirada.
—Esta bien, gracias. —se levantó del sillón.
Suspire.
A veces soy un poco dura, pero se lo merece.
No dije nada de lo que no haya pasado.
—Charlie espera. —me levanté.
De detuvo antes de salir.
—Lo siento... Ven aquí.
Lo abracé.
—Enserio estoy arrepentido... No se que me paso. —dijo.
Nos volvimos a sentar.
—¿Exactamente que fue lo que paso?
—Toda la culpa lo tiene Albert.
—Haber Charlie si realmente estas arrepentido, no eches la culpa a nadie ¿si?

Soñando DespiertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora