CAPITULO 2

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Escucho un sonido constante. Suena muy parecido a la máquina que checa verifica tu ritmo cardiaco cuando estas internado en el hospital, pero eso es imposible. Desde que la guerra inicio los hospitales no reciben a ningún extranjero que no pueda verificar que ha contraído la nacionalidad.

Me siento extremadamente agotada, quiero abrir mis ojos, pero no logro mantenerlos abiertos hay una luz blanca sobre mí que lo evita.

¿Dónde estoy?

Parpadeo un par de veces más para intentar acostumbrarme a la luz. Al aclararse mi visión me doy cuenta de que me encuentro en una pequeña habitación de hospital. Muevo mis manos, y me sorprende darme cuenta de que no me tienen atada ¿No he sido capturada?

En ese momento una enfermera entra a la habitación y se sorprende al verme despierta. Todo dentro de mi dice que debo salir corriendo, pero al verla sonreír amablemente me tranquiliza. Ella se acerca hasta mí.

- ¡Oh!, ya ha despertado Sra. Park - ¿Señora?

Antes de la guerra, las mujeres coreanas conservaban sus nombres de solteras al contraer matrimonio, sin embargo, después del inicio de la guerra toda mujer que obtenía la nacionalidad mediante el matrimonio era llamada por el apellido de su esposo.

- ¿Cómo se siente? ¿Le duele algo?

- No, me siento bien... - Miles de preguntas están invadiendo mi mente en este momento, pero no tengo ni la menor idea de cómo hacer mis preguntas sin sonar una loca. – Perdone, pero usted sabe ¿Cómo he llegado hasta aquí? – ella me observa un momento.

- Su esposo la ha traído hasta aquí. – se le escapa una sonrisa. – Él de verdad estaba muy preocupado cuando llego a la sala de emergencia con usted en sus brazos. Usted inhalo una gran cantidad de humo durante un incendio.

- ¿Mi esposo? – la pregunta sale más como un susurro que parece no ser escuchado por ella. Solo se asegura de ponerme cómoda.

- Tranquila, debe haber perdido la noción de los eventos por el shock que sufrió. Lo mejor es que descanse, más tarde volveré para cambiar sus vendajes.

Cuando ella sale de la habitación yo trato de comprender todo esto.

Al mirar mi brazo derecho, veo el vendaje del que hablaba la enfermera ¿Me he quemado?

No logro recordar mucho de lo que paso. Miro mi brazo izquierdo, pero no veo más vendajes. Lo que veo es aún más impactante, tengo un anillo de matrimonio en mi dedo ¿Qué es esto?

El pánico está comenzando a poderse de mí, levanto las mantas en las que estoy envuelta, antes de poder tocar si quiera el suelo veo que un joven militar está durmiendo en la silla junto a mi cama. Él abre los ojos justamente cuando lo estoy mirando.

- ¡Oh! lamento el despertarlo. – él se levanta lentamente estirando sus largos brazos sobre su cabeza.

- Solo descansaba un poco la vista. – Al verlo mejor, me doy cuenta de que es el mismo chico que me ayudo a rescatar a la señora del incendio.

- La señora de aquella casa ... ¿Esta bien? – Él parece sorpredido, no estoy segura si es porque me he acordado de él o por mi pregunta sobre la salud de la señora, pero él al final asiente.

- Gracias a ti, ella está recuperándose en este momento.

- Me alegra escuchar eso. – sonrió ligeramente.

- Su esposo me pidió que te lo agradeciera de su parte. – yo niego con la cabeza.

- No es necesario, me alegra saber que estará bien.

El chico parece estudiar cada una de mis palabras. Tal vez fuera solo mi impresión, pero me parece que él quiere preguntarme algo, pero al final no dice nada. 

- ¿Puedo hacerle una pregunta? – digo algo temerosa. Después de todo el sigue siendo un militar, en cualquier momento puede llevarme directo a los campos.

- Dime.

- ¿Ha sido usted quien me ha traído hasta acá? – él asiente. - ¿Cómo logro que me atendieran? – él levanta su mano y me muestra un anillo idéntico al mío.

- Porque eres mi esposa. - ¿Qué? ¿Es esto si quiera es real? No esto no puede ser. Lo miro directo a los ojos, no parece estar jugando, pero ¿Como puede decirlo de esa manera? Como si no fuera la gran cosa.

- ¿Cómo es eso si quiera posible? – pregunto, realmente estoy curiosa de saber como ha pasado esto.

- En tu mochila encontré los datos necesarios para hacer el registro. – ¡Espera! ¿Él reviso mis cosas? ¡Eso no es lo importante aquí! ¿Por qué hizo algo como esto? No logro entenderlo.

- ¿Por qué lo has hecho? – mi voz suena un poco más acusadora de lo que pretendía.

- Era la única forma de salvarte. – dice con su mirada puesta en la mía. No tengo ni la menor idea de como lidiar con esto.

Realmente esta escena parece sacada de un drama coreano. Despertar en un hospital casada con un completo extraño, para ser más exacta, con un hombre coreano que nunca he visto en mi vida ¡Ah! Y que ni si quiera conozco su nombre.

Un silencio se forma en la habitación.

La verdad es que, si lo pienso bien por un momento, quien más ha perdido con esta unión es él; Ahora yo soy su responsabilidad y tendrá que cuidar de mí. ¿No debería estarle agradecida por eso?

- Gracias. – digo sin más. No importa como lo quiera ver, él ha sacrificado mucho al querer salvarme, aunque no pueda entender la razón por la cual quiso salvarme, agradezco que lo haya hecho. Él parece sorprendido por mi agradecimiento. – ¿Puedo saber al menos cuál es su nombre?

- Chan Yeol, Park Chan Yeol. – Su nombre me suena extrañamente familiar.

- Es un placer, mi nombre es...

- _TN_, lo sé. – ¡Ah es verdad! un silencio se forma nuevamente. Esta situación es demasiado incomoda. Miro al otro lado de la habitación, no sé qué más hacer. - ¿Te duele el brazo? – su pregunta me toma desprevenida. Lo miro nuevamente.

- No me duele, estoy bien. – él mira directamente mi brazo. – De verdad estoy bien.

- Es solo porque aun tienes el efecto del medicamento. – supongo que él tiene razón en eso.

- Park. – lo llamo por su apellido y él frunce el ceño al escucharme. – Perdone, no estoy segura de como llamarlo. – él suelta un gran suspiro.

- Podemos dejar las formalidades de lado, sé que no estas acostumbrada a usarlas. Puedes llamarme por mi nombre, ChanYeol

- De acuerdo, ChanYeol. – digo al insegura. Él sonríe ligeramente.

- Además, usar honoríficos ahora que viviremos juntos, no tiene sentido.

¿Qué acaba de decir?    

¡MAMÁ ME CASE CON UN COREANO! ... // IMAGINA CON CHANYEOLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora