Ya no me gustan los insectos cuando paseo por el campo, son desagradables y provocan la muerte de aquella idea romántica por la que me animé a salir de casa.
Llevaba horas esperando, horas caminando, horas pensando en aquello que dijiste, horas revoloteando de flor en flor como el abejorro orquestador ante mis oídos de tan fuerte dolor de cabeza.
Habíamos volado el cielo malva tantos amaneceres con nuestras alas de mariposa, habíamos probado el dulce néctar de campanas de flores rosadas y almizcleñas para ahora descender a la tierra. Creo que somos esas asquerosas mantis; una acaba devorando a la otra.
Me he metamorfoseado en el capullo de tu vientre amargo para ahora nacer como hombre entre moquetas de césped verde y olvidarte entre las sombras de los arbustos.
"Necesito espacio", dijiste; y las abejas no me dieron más miel.
Me has hecho cavar bajo el ciprés y enterrar mi pupa para curarla echándole tierra.
Ahí tienes tu terreno para morir mientras vives en un romanticismo que con niebla idealizó mi corazón de insecto. Por un instante este creyó ser tan bello como la natura de ambos yaciendo en pistilos de primavera, rodeado de perfume embriagador. Sin embargo, no hay más corteza donde grabar nuestros nombres, toda su madera quedó podrida por la lluvia.
No has venido y me has dejado caer. Has matado a un repugnante insecto aplastándolo con la suela del zapato y ni tan siquiera te has dignado a santiguar su cadáver.
Ya no me gustan los insectos.
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RAMAS ENCORVADAS: historias y desvaríos en flor
Short StoryCuenta la leyenda que si besas la áspera corteza de una rama encorvada, nace una flor y sus pétalos, al volar, narran historias. ¡Besa este tronco y lo descubrirás! Hay muchas historias, desvaríos, opiniones y maravillosos desastres a punto de flore...