Sirena enlatada

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Solo sé que estoy aquí encerrada, que mis escamas escuecen con este aceite y que tú abriste la lata para comerme.
Pensé que para nadar debía ser sirena y me lancé al mar. Me creía libre, pero había mordido el anzuelo. Me pescaste y arrancaste mi corazón agua, me enlataste para probarme manjar cuando ahora solo resbalo sal y dolor en tus paredes.
Antes de mordisquearme te recuerdo nuestra cala, pero la verdad es que tienes razón cuando contestas que entre nosotros hay océanos.

RAMAS ENCORVADAS: historias y desvaríos en florDonde viven las historias. Descúbrelo ahora