La mujer del tiempo (micro-relato)

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Aquel reloj de hora inquieta es lo que yo me comía nada más sentarme a la mesa. Cada comida lo sentía palpitar en mi estómago y, a lo largo del día, su tic-tac se me repetía.
Hacía años que me habían recetado aquella dieta, según mi madre, para meterme en vereda. Me había puesto a trabajar duro, decían... Sin embargo, yo solo quería devolver los horarios y la incapacidad de salirme de las manecillas.
Era realmente estresante ser la mujer del tiempo, siempre sujeta a sus engranajes; ¡menos mal que me he divorciado!

RAMAS ENCORVADAS: historias y desvaríos en florDonde viven las historias. Descúbrelo ahora