Carrera

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¡No llores! Y sigo corriendo sin rumbo porque solo se puede correr en la vida. No puedes pararte, imposible. No puede existir un minuto de reposo, de reflexión, de paz. No te estreses, dicen. Me empujan y yo solo puedo correr. ¿Y andar? No. Caminar es una bala en el pecho. Tú sigue, pero hazlo rápido en la rueda de hámster. Rápido, rápido, rápido, no seas inútil.
Ya creo que he conseguido el ritmo: los pies sangran, estoy cansada, pero me he acostumbrado. Mi esfuerzo se verá recompensado, ¿no?
Falso.
Nadie aplaude. Sólo se oye el propio bombear. ¿Qué haces ahí aturdida? No pares, tienes que terminar. ¿Terminar qué, el qué? Corre y termina. Termina. Casi suena como un consuelo. Sigo corriendo. Sigo corriendo. La vida me arrastra, me quema la piel, me deforma la cara. He olvidado quien soy. ¡Corre! ¡Llegas tarde! Me duele el cuerpo, mis articulaciones están atrofiadas. ¡No puedo continuar! Tú, no seas pesimista: Todo saldrá mejor a la próxima. Mientras me ahogo, pienso: ojalá acabe mañana. Y solo puedo correr.

RAMAS ENCORVADAS: historias y desvaríos en florDonde viven las historias. Descúbrelo ahora