Kevin da miedo

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Entro de nuevo al cine y me dejo caer al lado de Marc, cuya cabeza se halla en el hombro de Erik, que rodea el asiento con un brazo. Suavemente, le toco los dedos que cuelgan, y me mira levantando una ceja antes de volver su atención hacia la pantalla.

Me paso el resto de la película pensando en lo que acaba de ocurrir con Loris. Mi cara aún se siente caliente por la vergüenza. Creía completamente que me besaría. Todo sucedió demasiado rápido. En un minuto, hablábamos de pintura, y al siguiente, él se encontraba justo ahí, lo bastante cerca de mí como para poderle ver el pequeño punto en la mandíbula donde se cortó afeitándose, o como para notarle el latido del pulso en el hueco de la garganta.

Una parte de mí quería meterse en su regazo y poner mi boca en la suya. Loris es innegablemente sexy, pero también hay algo en él que es vulnerable. Es como si esa parte suya me llamara, rogándome que lo observara. Que lo tocara. Como a sus cuadros.

Entonces Loris me tocó, y fue tan amable que me derritió. Sus dedos olían a trementina y jabón; estuvo pintando esta tarde, tal vez esta noche. Su piel era cálida y áspera, y mi cuerpo respondió al instante. Solo así, mis temores desaparecieron, siendo remplazados por una turbulenta necesidad. Estuvimos hablando sobre las sensaciones, de cómo la gente pierde la capacidad de abrazar algo por el puro placer de hacerlo sin pensar en que podría morir, y eso es lo que yo quería.

Pero terminó muy rápido. Se apartó, luciendo totalmente asustado, y me di cuenta de que me había inclinado hacia delante, prácticamente pidiéndole que me besara. No es de extrañar que quisiera escapar. Él tiene a mujeres lanzándosele todo el tiempo, y demostré que yo era una de ellas. Tuve la oportunidad de ser su amiga, y en su lugar me comporté como todas aquellas chicas que merodeaban al frente de la clase.

No ocurrirá de nuevo. No puedo creer que le hiciera eso. Quizá debería hacernos un favor a ambos y dejar la clase.
Marc me da un codazo. —¿Lista? ¿O quieres quedarte sentada hasta que terminen los créditos? —A su otro lado, Erik se levantó, poniéndose la chaqueta. Marc se gira en su dirección, y Erik empuja las gafas de su novio más arriba por el puente de su nariz y le da un beso rápido.

Me pongo de pie. —Vayámonos.

Se encoge de hombros. —Aunque, hablando de alejarse, ¿a dónde te escapaste durante la película?

El calor por la vergüenza se arrastra por mi cuello. —Fui a dar un paseo.

—Sola. En la oscuridad —dice Erik con voz plana. Le da a Marc una mirada de soslayo.

—Yo... en realidad, me encontré con Loris. ¿Nuestro profesor de pintura? —Intento sonar casual, pero mi voz tiembla cuando digo su nombre.

Erik se vuelve en su asiento. —¿Hablas en serio? ¿También veía la película?

Aprieto los labios y niego con la cabeza. —Me encontré con él en la calle. Charlamos un poco.

—¿Y? — Los dedos de Erik se curvan en su asiento.

—¿Qué quieres decir con "y"? Charlamos. Iniciará una clase de pintura al óleo y pensó que podría interesarme.

—¿Iniciará una clase cuando el semestre ya comenzó? —pregunta Marc, con su tono empapado de escepticismo.

—Parecía que le interesabas —dice Erik , dándome una mirada inquisitiva.

Apoyo la cabeza contra la ventana. —Creo que lo malinterpretaste. —Al parecer yo también, y me siento más decepcionada por ello de lo que debería estarlo. Me froto la cara, fuerte—. Además, intento enfocarme en mí misma.

—¿De qué hablas?

Marc ladea la cabeza. —Tal vez podrías hacer algo simplemente por diversión, y que no se trate de alguien poseyéndote y controlándote.

Por amor al arte Loris KariusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora