Alisha
Dejarlo esta mañana no fue fácil. No estoy segura de cuándo le veré otra vez. No estoy segura de qué debo hacer. ¿Me siento atraída por Loris porque tiene un pasado tormentoso? ¿Porque es peligroso, incluso aunque no he visto ni una señal de eso hasta el momento? ¿Es como Kevin? Todo lo que he oído por Erik le hace sonar de esa forma, pero cada momento que he pasado con Loris dice otra cosa. Pero ¿puedo confiar en mí misma? ¿Puedo confiar en él? Y... ¿es justo pedirle nada, considerando todo lo que está pasando con él?
Lo que sea que piense Erik, es obvio que él quiere a su hermana, y también es obvio que cuida de ella con ferocidad. Apuesto a que ese mueble cerrado de su cocina contiene las medicinas de ella, junto con cualquier objeto afilado en ese apartamento, ya que no quedaba nada fuera. Revisé el cajón de los cubiertos y los otros armarios. Incluso aunque podía oler los productos de limpieza, también estaban muy bien guardados. Él está intentando evitar que su hermana se haga daño a sí misma. Estoy segura de ello.
Y Loris piensa que es su culpa. Ha estado llevando esa carga durante la mitad de su vida. La profundidad de ese trauma hace que mis propios problemas patéticos parezcan un picnic en el parque.
—¡Me alegro de atraparte! —dice Marc, entrando de golpe en la oficina—. ¿Cómo estás?
—Espléndida —murmuro.
Busca dentro de su carpeta y saca dos boletos; piezas rectangulares de cartulina con alguna impresión de estilo antiguo—. Estos son para la subasta de caridad de noviembre. Pensé que te gustaría venir.
Le tomo los boletos, sonriendo. —¿Estarás allí?
—¡No me lo perdería! No tengo muchas oportunidades para vestir bien.
—¿Has recibido muchas donaciones para la subasta?
Se encoge de hombros. —Algunos de los propietarios de las galerías locales han donado una pieza aquí o allá. También tenemos algunos paquetes de las boutiques de la ciudad. Como un fin de semana de spa... ¡Esa es por la que me gustaría hacer una oferta si tuviera dinero!
Recuerdo el corazón de Loris, latiendo debajo de mi palma mientras le preguntaba si donaría una pintura. Sería una gran oportunidad para él, pero también un riesgo, y eso era lo que le asustaba, estoy segura. —¿Le has preguntado a alguno de los artistas de las clases?
Niega con la cabeza. —No conozco a nadie que quiera participar, pero tal vez...
— Podría preguntar otra vez .
Cuando Marc sonríe es tan adorable. La suya es exactamente el tipo de cara que yo querría ver si necesitara ayuda y alivio. —Eso estaría muy bien. Hazme saber qué dicen. —Desliza unos pocos panfletos a través de su escritorio—. Podrías pegar estos arriba, si tienes tiempo.
—Por supuesto. —Los meto en mi bolso.
—Entonces... ¿traeras a alguien? —pregunta, lanzándome una mirada astuta.
—¿Qué, a la subasta? —Estúpidamente, me imagino yendo a algo como eso con Loris, y luego vuelvo a la realidad—. Sí, podría ir con un amigo.
—¿Un amigo hombre?
Me río. —Un amigo hombre, sí. Él tiene su propio amigo hombre especial, así que no te emociones demasiado.
El inclina la cabeza. —Eres una joven tan encantadora. Encuentro difícil de creer que no tengas a nadie especial. Lleva al rubio guapo nada más para verlo de lejos.
De nuevo, Loris entra en mi mente, la forma en que dijo mi nombre, la forma en que me sostuvo con fuerza, envuelto alrededor de mí, me hizo sentir como si no quisiera dejarme ir. —Es difícil... —suspiro—. Es difícil.
