No soy el enemigo

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Loris

Froto la tela sobre mis manos, dejando que la trementina disuelva la pintura en mis dedos. Aly estará aquí pronto para el tiempo de pintura libre. Aplaco el entusiasmo nervioso e inquieto que he llegado a reconocer como su efecto sobre mí, porque después de esta noche, todo podría terminar. Ella no me conoce, no realmente, ¿y si escucha lo que tengo para decir y decide que no soy digno de su tiempo? Mi pecho duele y soplo un largo suspiro. Tengo que darle la oportunidad de hacer exactamente eso, porque si trato de escondérselo, definitivamente no soy digno de su tiempo.

Quiero valer la pena. Porque esta mañana fue... maldición. No tengo palabras para describirla, pero sé que no quiero que sea una cosa de una sola vez.

Pasos resuenan en el hueco de la escalera y la voz de Román hace eco a través del espacio de estudio. —¡Karius! ¿Estás aquí?

Me inclino hacia fuera mientras se acerca rápidamente a mí. —¿Qué pasa?

Se detiene, jadeando. —Scar está afuera.

Camino más allá de él, con mi corazón acelerado. —¿Ella está bien?

Me sigue. —No lo sé.

—¿La dejaste sola?

—Erik y Alisha están con ella.

Me dirijo a las escaleras y las bajo casi volando. Mis manos salen disparadas y toman la barandilla, pero mi tobillo se tuerce cuando aterrizo torpemente. La mano de Román sujeta mi brazo un segundo más tarde, pero me deja ir

rápidamente cuando cojeo por el resto de los escalones, con mis pensamientos totalmente fragmentados. No quería que Aly lo averiguara así.

Doy grandes pasos más allá del salón de clases. Cecilia está en la puerta. Creo que me dice algo sobre que desea ponerse al día, pero la ignoro. Abro la puerta principal y trato de entender la escena delante de mí. Erik está de pie en la base de la escalera, con el brazo sobre los hombros de Scar. Ella se apoya contra él como si lo conociera.

Aly me mira; sus ojos son enormes. Se ve como si estuviera a punto de vomitar. Me obligo a apartar la mirada de ella, moviéndola hacia Scar. Erik levanta la cabeza, y sus ojos brillan con la misma actitud protectora de hermano que vi la noche que lo conocí.

Excepto que yo soy el hermano de Scar.

—Scar —le digo—. ¿Estás bien? —Trato de acercarme, pero Erik la aleja. Mis puños se aprietan—. Ella es mi hermana.

—Me dejaste encerrada afuera —dice Scar , con los ojos rojos.

—Tenías las llaves —digo despacio, con calma, porque no quiero que la acusación en su voz se convierta en gritos como sucede a menudo—. Estabas sosteniéndolas cuando saliste por la puerta. —Me golpeaste con ellas.

—¡Mientes! —Resopla—. El doctor Durm me va a llevar al hospital.

—El doctor Durm  no existe —digo al instante, algo confundido—. Lo he comprobado.

—Mi apellido es Durm —dice Erik en voz baja.

Mi boca se abre cuando las piezas poco a poco caen en su lugar. Erik y Alisha son compañeros de clase. Aly dijo que tiene algún tipo de prácticas donde hace terapia con personas, así que probablemente Erik hace lo mismo. Su apellido es Durm, y no es médico, pero... —Scar, ¿este es el doctor Durm? —pregunto aliviado.

—Sí —responde.

Paso la mano por mi pelo, y luego la quito cuando me doy cuenta que todavía está cubierta de trementina. Me río. —Está bien. Eso está bien. —Me giro a Erik—. Yo puedo llevarla a casa. Solo tengo que entrar y conseguir mis llaves. Tú puedes...

Por amor al arte Loris KariusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora