Detalles poderosos

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Loris


Sostengo firmemente a Aly mientras la ira quema a través de mí. No reconocería a este chico Kevin si me lo encontrara cara a cara, pero lo odio. La chica en mis brazos está temblando. Después de la forma en que Horace jugó con mi mente todos esos años, después de lo que le hizo a Scar, ese tipo de intimidación me vuelve loco.Así que trato de hacer lo que ella hizo por mí anoche. Mi cuerpo es una jaula a su alrededor, no sujetándola, sino bloqueando todo lo demás. Se siente increíble, satisfactorio, como si tal vez realmente pudiera ofrecerle algo bueno. Poco a poco, sus músculos se relajan, y su respiración se hace constante y lenta. 

—Tengo que limpiar los pinceles y alistar para cerrar —digo finalmente.

Aún no se mueve, pero siento la tensión reuniéndose de nuevo. —Está bien —dice con voz ahogada—. Voy a ir a casa.

Empieza a levantarse, pero no la dejo ir. —Me sentiría mejor si dejas que me asegure que llegues a casa bien. —Lo que significa que voy a saber donde vive, y podría no querer que lo haga. 

—¿Estás dispuesto a hacer eso?

No tienes idea de lo importante que te has vuelto para mí. —Por supuesto. —Y luego la beso en la sien antes de darme cuenta de lo que estoy haciendo.

Por algún milagro, cierra los ojos y se relaja, como si mi toque fuera lo que necesitaba. Así que lo hago de nuevo, y luego agarro nuestros pinceles y los limpio.  Puedo decir que realmente piensa que este chico va a venir por ella, y eso hace que me tense. ¿Y si tiene razón?

—¿Sabe dónde vives? —pregunto, ahora explorando la calle yo mismo, aunque no tengo ni idea de a quien estoy buscando.

Niega con la cabeza. —Me he mudado desde el año pasado. Pero halló mi número de teléfono, así no sé si podría encontrar también mi dirección.

—¿Te ha amenazado?

Muerde su labio. —N-no. Dijo que quería hablar. Dijo que aún sentía algo por mí.

Doy un paso más cerca de ella, porque parece justo al borde del pánico. —Vamos a llevarte a casa.

—Probablemente no está aquí —dice en voz baja. Como si estuviera avergonzada, como si hiciera una gran cosa de nada.

Miro hacia ella, muriendo por tomarla en mis brazos otra vez. —Podría caminar contigo a tu puerta si quieres. —Pero debido a que podría ser que no quisiera que supiera su número de apartamento...

—Me gustaría eso.

Se vuelve hacia mí. —Gracias. —Camina hacia mí y la abrazo con fuerza.

—Puedes llamarme si sientes miedo o si piensas que está cerca —le digo, inclinando mi mejilla contra su cabello sedoso—. Sabes que no vivo muy lejos.

—Tienes otras cosas de que preocuparte —murmura en mi hombro—. Scarlett y...

—Aly, ¿eres mi amiga?

Alza la mirada, buscando mi cara. —Yo... supongo que sí.

Acaricio su mejilla. Entiendo su vacilación. Hemos estado lo más cerca que pueden estar dos personas, pero han pasado tantas cosas y no hemos tenido tiempo para solucionarlas. A pesar de todo eso, lo que quiero va mucho más allá de la amistad, pero no sé cómo llegar allí. Nunca lo he hecho antes. Así que voy a empezar aquí. —Me preocupo por mis amigos, y me gusta saber que están bien. Dame tu teléfono y voy a darte mi número.

Lo hace, una pequeña sonrisa tirando de sus labios. —Me alegro de que seas mi amigo —dice.

Trato de registrar mi número, pero me toma tres intentos porque sigo distrayéndome con su cara. Mi cuerpo se agita. Recuerdo mirarla, desnuda y perfecta...

Por amor al arte Loris KariusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora