Alisha
Despierto con el sonido de una respiración, pero no es la mía. Parpadeo porque los rayos del sol penetran las cortinas, y miro hacia el ruido.
Loris está desplomado al lado de mi cama, sus largas piernas dobladas, su cabeza apoyada en el borde de mi mesa de noche, todavía usando la ropa de ayer. Se ve terriblemente incómodo, pero está profundamente dormido.
Contemplo su rostro. Él está aquí. Anoche, esto era lo único que quería. Cuando Kevin había estado sacudiendo el pomo de la puerta, exigiendo que la abriera y hablara con él, cuando sus puños comenzaron a golpear en el cristal justo en frente de mi cara, se sentía como si cada uno de esos golpes, me pegaran en el pecho. Pero conseguí mantener la compostura, y estaba tranquila mientras les decía a los oficiales de policía quién era él y retiraban la orden de protección personal. Kevin insistió en que lo había invitado a hablar, pero nadie escuchó ni una palabra de lo que dijo. Lo esposaron, lo metieron en el carro de la policía y lo llevaron a prisión.
Tan pronto como se fue, sin embargo, me sentí como si me estuviera desintegrando. El estudio se encontraba a solo unas cuadras de distancia, iba en ese rumbo, rezando para que Loris estuviera allí. Sentí alivio cuando vi su camioneta al frente, y cuando lo encontré dentro, lavando sus pinceles, fue como volver a casa. Necesidad, seguridad y deseo se juntaron. A duras penas pude hablar. Todo lo que podía hacer era mantenerlo cerca.
Aunque, no soy la única que lo necesita. Ni siquiera soy la que más lo necesita. Y si él está aquí en mi habitación, quiere decir que probablemente Scarlett está en el hospital.
De otra manera, estaría con ella.
Tan silenciosamente como pude, me deslizo al final de mi cama y camino en puntas de pie hasta la puerta. Erik está haciendo café en mi cocina. Me mira y sonríe. -¿Cómo estás?
-Estoy bien -digo; mi voz frágil por el sueño y todas las lágrimas que derramé ayer.
-Marc se fue a su casa a dormir así podía estar despejado para hoy -dice.
Le acepto una taza humeante. -Gracias por venir anoche. Lo siento, era un desastre.
-Tenías todo el derecho a ser un desastre. Si no lo hubieras sido, me habría preocupado que estuvieras totalmente desconectada emocionalmente.
Sonrío. -Como un terapeuta.
-Creo que me estoy traumando. -Se sirve café-. Entonces. Pasaste junto a Loris. Ya veo.
-Estaba inconsciente. ¿Cuándo llegó aquí?
Erik se encoge de hombros. -Tarde. Casi a la media noche, creo. -Da un sorbo a su café-. Podría haberle dicho algunas cosas.
-Oh, no. Erik...
-¡No puedo evitarlo, Aly! Mereces tener un chico que esté ahí para ti.
-No es su culpa -digo en voz baja-. No es como si él estuviera de fiesta o jugando videojuegos.
-Quizá no. Pero el hecho de que tú decidas no decirle que te encontraste con Kevin la semana pasada dice mucho.
Sostengo mi taza de café contra mi pecho, dejando que me caliente desde el exterior. -Sin embargo sabes por qué. Me siento terrible haciendo las cosas peor para él. Quiero que tenga lo que necesita, y he estado tratando de darle eso, pero... -Me deprimo-. Cuando no estoy bien, no puedo manejarlo. No puedo ser la ayuda que él merece que sea, y quiero más de él de lo que es capaz de darme. Te conozco y se supone que no hablo de esto, pero... Scarlett no lo esta llevando bien, Erik . Loris constantemente está teniendo que correr hacia ella, y ayer no fue diferente.
Erik me mira. -Lo sé.
Empujo su cadera con la mía. -¿Lo sabes? ¿Vas a ser más tolerante con él?
Rueda sus ojos. -Quizás un poco. Pero solo porque apareció anoche. -Retuerce su labio-. Y quizá también porque durmió en tu piso como un grandulón perro guardián. Me gustan los chicos protectores.
Suelto una risita. Marc es exactamente ese tipo de chico. Así que sé que está diciendo la verdad. -Bien. -Miro hacia el pasillo-. Probablemente ha tenido una tarde y noche terribles. -Me hallaba inconsciente -. Yo tampoco estaba ahí para él.
Una ola de desesperanza chocó contra mí. Esto no es justo para Loris. Él pasa las tardes con su desesperada y mentalmente enferma hermana, y luego viene a dormir en el piso al lado de su novia traumatizada. ¿Cuándo va a preocuparse por sí mismo?
-No sé qué hacer -le digo a Erik-. Esos problemas no van a desaparecer mágicamente.
-Puedes irte -dice Erik casualmente.
-No, no creo que pueda. -Mis ojos se empañan de lágrimas-. Pero tampoco creo que las cosas puedan seguir así.
Erik frota mi espalda. -Una cosa a la vez. ¿Está bien? Tienes que salir adelante hoy, y luego puedes encargarte del resto. Ve a ducharte. Marc viene a recogerte en menos de una hora.
En el pasillo, mi puerta abierta chilla, y apresuradamente me limpio la cara cuando viene Loris, con su cabello desaliñado. Sus ojos buscan mi expresión mientras se acerca, como si Erik no estuviera aquí. -Ellos me dijeron lo que pasó -me dice.
Tiene las manos a los lados, y quiero tanto que se acerque a mí, pero no lo hace. Y a pesar de que quiero lanzarme a él y obligarlo a atraparme, no lo haré. No quiero hacerlo sentir mal por lo de ayer.
-Está todo bien -digo-. No estaba herida. ¿Cómo está Scarlett?
Su mandíbula se tensa. -En el hospital. Y tengo que ir. Hay una reunión de planificación del tratamiento esta mañana, y debo llegar temprano. -Le da a Erik una mirada de reojo antes de regresar su atención hacia mí-. Pero tenemos que hablar.
Mi estómago se revuelve. Quizá sabe que es demasiado. Quizás está resolviendo lo mismo que yo. No puede estirarse entre Scarlett y yo de forma constante. No es justo para él. -Lo-Lo sé. Deberíamos hablar. Pero tengo la lectura de cargos... Y luego, pensé en regresar a Liverpool temprano. Mis finales están hechos y...
-¿Te estás yendo? -dice, en una voz tan baja que a duras penas lo oigo. Ambos sabemos lo que estoy diciendo. Lo estoy dejando liberarse. Íbamos a ir a la fiesta de mis padres, pero parece tan estúpido y absurdo ahora. Su hermana está en el hospital, es imposible que sea capaz de dejarla en esas condiciones, menos para hacer algo tan frívolo.
-Sí, mañana en la mañana, probablemente. -Necesito salir de la cuidad. No puedo estar aquí, porque si lo hago, preguntaría por sus cosas. Le diría que lo necesito. Estaría molesta de que él no pudiera darme su tiempo. Y nada de eso está bien.
Loris mete sus manos en los bolsillos. -¿Puedo venir luego esta noche, así podemos hablar antes de que te vayas?
No, no quiero hacer eso. Mis dedos se enroscan y mi estómago se contrae, mientras trato de mantener mis sollozos dentro. Logro asentir, pero eso es todo lo que puedo hacer.
Loris también asiente, primero a mí, luego a Erik. -Entonces, te veré luego.
De forma vacilante toca mi brazo; un solo dedo deslizándose desde mi hombro hasta mi codo. -Buena suerte con lo de hoy. -Luego voltea y camina hacia mi puerta.
-Ni idea de lo que acaba de pasar -dice Erik una vez que Loris se ha ido.
-Va a terminar conmigo -digo, inclinándome contra el mostrador-. Eso es lo que pasó.
-Yo no estaría tan seguro. -Mira fijamente hacia la puerta.
Pongo mi taza en la mesa. -Tengo que estar lista. -Si voy a sobrevivir hoy sin ayuda química, necesito reponerme. Me pongo de puntillas y beso la mejilla de Erik-. Gracias por todo.
-En cualquier momento -dice. Mientras camino por el pasillo hacia la ducha, sigue mirando hacia la puerta como si pensara que Loris podría regresar.
Demasiado tarde, pienso. Demasiado tarde, Loris ya decidio.
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