Capítulo 2

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Capítulo 2

Narra Daniela

No quisiera estar aquí. Cuando Eduardo me habló de esta fiesta, ganas no me faltaron de decirle que no viniera. Sólo que... con lo que había ocurrido entre nosotros, no me sentí con derecho de hacerlo. Pero tampoco aguanté la idea de dejarlo ir solo y opté por auto invitarme y evitar... evitar cualquier cosa que temía que pudiera pasar hoy. Porque es obvio que a esa Jacqueline le gusta mi marido... Bueno, es cierto que no pareció molestarle mi presencia aunque también sabemos que es actriz. Puede estar fingiendo. No es tan tonta como para delatarse.

De lo que oí, ella tiene una lujosa casa en la playa. Entonces me pregunto por qué prefirió organizarla en este local. Encima estas luces frías y el volumen de la música lo hacen menos acogedor, como si eso fuera posible. ¿Será que no le agrada que toda esta gente entre a su casa? Supongo que a mí tampoco me gustaría... O sea apuesto que la mayoría ni siquiera son amigos de verdad, sino que se aprovechan, sus intereses tendrán. Mi esposo tampoco está rodeado de gente sincera pero me está costando trabajo hacerlo entrar en razón.

« ¿De verdad odias que yo sea actor? »

No. Odio todo lo que eso conlleva. Odio el mundo en el que está metido, odio esta fiesta, odio a esa rubia... Cuando empezamos salir, no estaba consciente de esto. Me parece que las mariposas hacían un buen trabajo, pues sólo me importaba estar con él. Nada más. A medida que pasaron los años, empecé darme cuenta en qué me estaba metiendo; sobre todo después de casarnos. Y un día exploté y le dije que odiaba lo que hace. No fue la única vez y quizá no fue muy lindo de mi parte pero espero que él pueda ponerse en mi lugar.

. . .

Jacqueline se encamina hacia nosotros y esas piernas perfectas llaman toda mi atención. Es obvio que está consciente de esa cualidad suya, pues usa un vestido bastante corto y... Sin embargo los senos deben ser operados. Claro que sí.

Me sonríe con amabilidad y me veo obligada a devolverle el gesto, mientras asiento en respuesta a la pregunta ¿La están pasando bien? Luego observo como se acomoda a lado de mi esposo y empiezan platicar. Su cara está demasiado cerca, casi roza la mejilla de él. Sé que hace ruido pero tampoco es necesario que... El tema que tocan no es de mi interés, lo único de lo que estoy al pendiente es si ella lo toca a él. Más le vale que no lo haga.

Durante los próximos quince minutos me vuelvo invisible para ambos. Porque claro, yo no soy de este mundo, yo no soy actriz y no puedo opinar sobre futuros proyectos juntos. Podría expresar mi desacuerdo con lo que sea que Jacqueline le esté proponiendo pero obvio no lo voy a hacer. No es nada apropiado. ¿Por qué no se va de una vez? No la soporto tan cerca de Eduardo...

—Por fin. —murmuro cuando la mujer se levanta y se aleja

— ¿Dijiste algo? —pregunta mi esposo

—Ah, sí. Yo también estoy por aquí. Por si no te diste cuenta.

Frunce el ceño.

— ¿De verdad tenían que decirse las cosas al oído? Ni que fueran sordos. Además tú y yo nos entendemos sin pegarnos el uno al otro.

—No empieces...

—Es una aprovechada —escupo sin hacerle caso—. No tiene vergüenza, ni siquiera cuando yo estoy presente. No quiero imaginar lo que hubiera hecho si habrías venido solo.

— ¿Puedes parar? Ya.

Sus respuestas aumentan mi coraje. Siento que la sangre está hirviendo dentro de mí, que mis músculos se tensan demasiado, que casi duele y la presión necesita ser liberada. ¿Por qué él tiene que ser así? ¿Por qué siempre busca callarme cuando necesito quejarme de algo? ¿Y por qué hace las cosas que sabe que odio que haga? ¿Por qué estamos aquí? ¿Por qué es tan ciego ante las intenciones de esa tipa? ¿O le gusta que otras babeen por él?

Llámalo infierno © |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora