Capítulo 17

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Capítulo 17

Narra Eduardo


Pasaron dos días y sigo sin querer verla. Por eso, apenas entro a la cocina, decido salir y regresar más tarde. Es doloroso tenerla cerca y me parece tan irreal... ¿Por qué me siento así? ¿Y hasta cuándo lo haré? Son tantas las preguntas que me atormentaron durante estos días y tantas las emociones que me mantuvieron encerrado entre cuatro paredes, sin ganas de vida.

—Eduardo...

Su tono débil me hace detenerme y girar hacia la puerta de la cocina. Lo último me obliga mirarla y recordar lo que hizo... Hago amago de darme la vuelta otra vez pero noto que intenta decirme algo.

—Perdóname.

Esto no. No puedo perdonar que me haya engañado. Por más que trato de recordar que en parte fue mi culpa, pues de alguna manera la empujé en los brazos de otro, no consigo perdonar. No sé si es justo o no pero no puedo controlarlo.

— ¡Estoy tan arrepentida! Si pudiera volver atrás...

—Creo que deberíamos divorciarnos.

Al instante empieza ladear la cabeza mientras que el terror distorsiona su semblante. Juro que no entiendo a esta mujer...

—No es la primera vez que rechazas la idea de separarnos. Estás en contra del divorcio, aun cuando no soy lo que tú quieres y no te hago feliz y tienes que refugiarte en otros brazos. ¿Por qué?

—Mi amiga me dijo cosas que me hicieron recapacitar. Yo he cometido errores. Yo... tengo un problema del que no era consciente. Aún me cuesta serlo. ¡Pero quiero cambiar!

Yo aún tengo mis dudas al respecto. Más bien me niego creer que he estado en una relación abusiva, que Daniela ha sido la mala y que yo caí víctima. Es cierto, me identifico con lo que he leído pero... No. Y aquí el problema es otro.

—Me fuiste infiel. No hay nada que puedas cambiar con respecto a eso.

—Lo sé. Pero escúchame un momento. Lo que trato de decir es que me porté mal y que por mi culpa te fuiste alejando, que por mi culpa dejaste de desearme como mujer. Ni yo misma logro aceptar lo que estoy diciendo ahora pero... es la realidad. Viviana me hizo abrir los ojos y... Todo lo que intentó explicarme, todo lo que le conté...

Me sorprende su actitud. En cuanto a lo que dice... No sé qué pensar.

—Ayúdame. —y es ahora cuando su voz se quiebra

— ¿De qué hablas?

—Soy un monstruo. Odio tanto admitirlo pero lo soy. Tengo mil recuerdos que me lo confirman... Ahora que los veo a través de los ojos de otra persona, compruebo lo horrible e injusta que fui. Y lo peor es que no sé cómo voy a controlarlo en el futuro. Pero no quiero perderte. Quiero que luchemos.

Ya que insiste con el tema del abuso, me obligo a mí mismo a rememorar parte de nuestras peleas, a distinguir las señales, a comparar mi pasado con lo que leí durante estos días. No logro llegar a una conclusión. Me rindo y vuelvo al tema inicial.

—Necesitamos divorciarnos. —insisto

—No, por favor... No me hagas esto. No seas tan cruel. ¡Por favor!

La veo acercarse de prisa y retrocedo un paso cuando me parece que está a punto de tocarme. Lo que en realidad hace es caer de rodillas delante de mí.

— ¿Qué haces? Levántate.

— ¿Por qué no me perdonas? Entiende que yo no quería hacerte daño.

Llámalo infierno © |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora