Éste es último capítulo de esta historia.
Capítulo 34
Narra Daniela
Hoy es el primer día de una vida que no quiero vivir. No quiero vivir sin él. Sé que tuve que dejarlo ir porque lo nuestro es irreparable, porque el daño es imperdonable pero no puedo resignarme a perderlo. No sé qué hacer. Me quiero morir. De hecho es como si ya estuviera muerta. Desde que firmé esos papeles estoy muerta. Para mí, todo acabó. Ya nada tiene sentido.
Dejo las maletas en el pasillo para liberar mis manos y cerrar la puerta detrás de mí, luego entro por segunda vez en mi nueva casa; este pequeño apartamento que tanto trabajo me costó aceptar. Y no por orgullo, sino por vergüenza. Yo no me merecía nada de parte de ese hombre y sin embargo insistió en que no iba a dejarme sin hogar. Mi condición fue que eligiera el apartamento más barato y pequeño que podía encontrar. Pero ni eso consuela. Ni eso merezco.
Ingreso a la sala de estar —más bien es una mezcla entre una sala de estar y un dormitorio. La recorro con la mirada y mi atención se detiene en la puerta hallada en la derecha que da a la terraza. Iba a desempacar mis cosas pero primero prefiero salir a tomar aire. Me estoy asfixiando y no tiene nada que ver con el tamaño de esta... habitación. Más bien se trata de las emociones que me aplastan el alma. Desde que firmé los papeles, algo me pasó. No sé cómo es que pude dejar de llorar pero lo que me queda claro es que nunca voy a superar la separación. Siento que jamás me voy a reponer...
Suspiro y termino saliendo a la terraza. Al instante recuerdo que estoy a una altura intimidante y aun así sigo avanzando hasta poder mirar hacia abajo. Pero no me interesa lo que veo, estoy ocupada con revivir los mismos momentos, con maldecir por no poder cambiar el pasado, con odiar la clase de persona que soy. Odio mi forma de ser. Odio como funciona mi mente. Odio que me queda un largo camino por recorrer para cambiar para bien o por lo menos controlarme... Además ¿qué sentido tiene? ¿Para qué luchar? Lo perdí todo.
¿Para qué seguir viviendo?
Me pregunto si uno puede saltar desde esta altura y salir vivo. No logro darme cuenta. Pero la idea que se me acaba de ocurrir hace que mi corazón se vuelva loco en mi pecho y que mis manos tiemblen. La tentación va apoderándose de mi mente, va embrujándome, pues si pusiera en práctica la idea, todos mis problemas acabarían. En un solo instante. Al mismo tiempo le tengo miedo al desenlace.
—No... Nada puede ser peor que lo que ya estoy experimentando...
Mis palabras llegan a mis oídos y mi tono no me suena tan convincente. El culpable es el pavor que nace debido a mis ocurrencias... Se supone que debería sentir alivio. Sin embargo me espanta pensar en la muerte...
Mi pregunta recibe una respuesta; él toma el bolígrafo y firma esos condenados papeles. Lo hace sin vacilar, cosa que me atormenta aún más. No puedo seguir conteniéndome, empiezo llorar y me veo obligada a tapar mi boca para silenciar los sonidos. Esto no me puede estar pasando. ¡No! ¡No me puede dejar! ¡No lo voy a aguantar! ¿Qué voy a hacer sin él?
Me aferro a la barandilla mientras vuelvo a mirar hacia abajo. Tengo que saltar, tengo que hacer lo que sea para salir de este infierno. Es así como llamo mi vida desde que lo perdí, no encuentro un término más adecuado para describirla.
Primero necesito una silla...
—Perdóname... —pronuncio con detenimiento
No sé si me escucha, no sé si me entiende. Lo que sí sé es que por primera vez se lo pido sin esperar cierta respuesta, sin pretender que está obligado a perdonarme, sin pensar que lo hice todo por su culpa. Fue mi culpa. Todo fue mi culpa. Me arrepiento de haberle hecho tantas cosas horribles, de haberlo tratado así, de decepcionarlo y herirlo como nadie más lo había hecho. Me arrepiento de no haber sido buena esposa, sino todo lo contrario. Me arrepiento de haber roto su corazón, de haberlo destrozado, de haberlo convertido en lo que es hoy...
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Llámalo infierno © |COMPLETA|
Ficción GeneralEn cuanto Eduardo ya no es capaz de distinguir los comportamientos normales de los dañinos, está en peligro de quedar atrapado en una relación tóxica, una relación que muy bien podría ser llamada infierno. ¿Podrán Daniela y él entender que los supue...