Capítulo 13

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Siento la necesidad de aclarar que si no contesto a todos sus comentarios es porque a veces no sé qué decir y otras veces no quiero decir algo que vaya a revelar cosas. No sé si me hago entender.

Pero ya lo había dicho antes(quizá lo hice en otras historias), me encanta cuando dejan sus opiniones y siempre las leo. 

¡Gracias por el apoyo!

Capítulo 13

Narra Eduardo

Quiero tomar el primer avión y largarme de este hotel y de esta ciudad pero el corazón no me deja. Tampoco acepta todas las ideas que cruzan por mi cabeza acerca de la mujer que amo. Mi corazón se niega aceptar que ella es una persona muy difícil y que es muy probable que sea la causante de la mayoría de nuestros problemas. Mi corazón se niega asimilar que esta relación es tóxica, al menos para mí. Pero es que no es posible que sea normal todo lo que ocurre. No es posible que un matrimonio obligue a la gente a soportar todo lo que a mí me toca soportar.

Reviso el reloj; lleva media hora fuera, ya que insistió comprarme los medicamentos. En cualquier momento puede volver y no sé qué vaya a ocurrir luego. Quizá regrese el pesado silencio que hubo después de quejarme de que todo esto es demasiado. Quizá me haga un escándalo... Me siento preso, en todos los sentidos. No sé qué rayos me pasa, estoy decepcionado y amargado. Quisiera botarlo todo a la basura. Sin embargo la amo demasiado. Además no puedo ser tan cobarde y renunciar... Como dijo un día: el divorcio sería el camino fácil...

Vuelvo a acostarme en la cama, con intenciones de dormir. Me siento horrible, me siento cansado. No sé cómo me gané este resfriado, no es el tipo de regalo que esperaba en mi cumpleaños pero... Me toca lidiar con el.

La llegada de un mensaje me hace estirar la mano hacia la mesita de noche.

Jacqueline: ¡Feliz cumpleaños!

Jacqueline... Cómo quisiera pedirle un consejo. Pero aunque mi esposa no esté presente y no hay manera de que se entere, pienso cumplir mi palabra. Bueno, sí puede enterarse si pasa como ayer, cuando se metió en mis mensajes. Suele ser tan entrometida que un principio hasta me molestó. Pero si le reclamo algo, dice que tengo cosas que ocultar. Mejor que haga lo que se le pegue la gana.

En cuanto al cumpleaños... es de todo menos feliz.

Eduardo: ¡Muchas gracias!

No tiene nada de malo agradecerle. Sólo espero que no inicie una conversación. Arrojo el teléfono a mi lado y cierro los ojos. Trato de no pensar en nada, sólo quiero descansar. Por desgracia no consigo despejar mi mente, no puedo dejar de buscar justificaciones para lo injustificable. ¿¡Quién te regaña por haberte enfermado!?

Pues parece que Daniela lo hace. Porque Daniela se enoja por lo que sea, falta que me reproche que el cielo no está azul. Aquí algo anda mal. Y hoy constato que mi plan de tener cuidado para no hacerla enojar puede fallar. Simplemente hay cosas que yo no puedo controlar. Mierda, ni siquiera sé qué será lo siguiente que la pondrá de mal humor.

Viéndole el lado bueno, esta vez no me golpeó. Quizá eso deje de ser un problema... O quizá no fue una discusión fuerte y no sintió esa rabia que la hace perder el control.

. . .

Llevamos un par de horas en esta situación y ninguno de los dos hace algo al respecto. Ella ni siquiera me habla, a no ser que quiera saber sobre mi estado o recordarme que debo tomar mis medicinas e hidratarme. Pasa la mayoría del tiempo acurrucada en el sillón, con el teléfono en sus manos. Hay momentos cuando la sorprendo mirando con tristeza por la ventana. Y en esos momentos siento una gran culpa por haberme enfermado.

Llámalo infierno © |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora