Capítulo 6

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Capítulo 6

Narra Daniela

Después de un día libre que fue sinónimo de tortura pero que por suerte tuvo el desenlace esperado, estoy volviendo al hotel. El anhelo de hacer esto sigue siendo casi inexistente pero por lo menos mi ánimo ya no está por el suelo. Puedo llevar a cabo una jornada más.

Mientras me dirijo hacia el mostrador, le echo un vistazo al reloj y compruebo que llegué más temprano. Debo ir pensando en cómo voy a aprovechar esos minutos libres.

— ¡Mira quien volvió! —exclama alguien detrás de mí— Pensé que después de nuestra plática habías decidido renunciar a este empleo. Ya planeaba buscar a alguien que te reemplazara.

—Hola. —me limito a decir tras voltear a verlo

¿Por qué está ojeando una revista si recién comenzó platicar conmigo? ¿No puede dejarlo para después? De pronto se acerca más y me la entrega.

—Mira esto.

Mis ojos se detienen en las fotos. Hay unas que parecen hechas por paparazzi y otras que de seguro no tienen nada que ver con el artículo pero estarán ahí para llenar páginas. O mostrar de qué trata el artículo. En las primeras aparecemos Eduardo y yo, entrando a un local que reconozco; ahí estuvo la fiesta. Las otras son de eventos y sesiones fotográficas; sólo aparece sólo mi esposo, sonriendo para la cámara. Mudo la mirada en el título y mis sospechas se hacen realidad. Esto tiene que ver con el desagradable incidente... cuando le di una cachetada...

— ¿Y?

— ¿Es cierto? —cuestiona él

Le devuelvo la revista entre suspiros pero tardo en darle una respuesta. La situación es incómoda y para qué negarlo, me avergüenza un poco, me preocupa lo que vaya a pensar de mí.

—Tu silencio dice todo. Pero esto —señala la revista— confirma mi teoría. Esa llamada tuya también. Tienes problemas con tu marido.

— ¿Por qué tanto interés por mi matrimonio y mi felicidad?

—Se supone que somos amigos. —no le cuesta trabajo darme la réplica

—Estás entrando en un territorio peligroso.

—De lo que yo sepa, no hay temas prohibidos para los amigos.

Pongo los ojos en blanco. Bueno, él gana.

—Olvida lo de tu teoría. Me reconcilié con mi esposo pero sigo sin querer su ayuda. ¿Además quieres que me vaya de aquí?

Las palabras son reemplazadas por una sonrisa ladeada que lo hace lucir aún más apuesto. No cabe duda que la mujer que se convertirá en su pareja, podrá considerarse muy afortunada. Él es el paquete completo; es guapo, tiene un buen trabajo pero con horarios más normales y tiene una personalidad muy interesante. Bueno, le falta el deseo de meterse en una relación seria. Quién sabe, tal vez un día se canse de las aventuras.

—Y... ¿Sigues creyendo que se siente afortunado por tenerme?

—Lo que creo es que habrás tenido tus razones para golpearlo. También pienso que no es una tragedia. Todos los hombres reciben, en algún momento de sus vidas, una cachetada de sus novias. El tuyo tuvo la mala suerte de recibirla en público.

Si fuera una simple cachetada... Recuerdo el cuello rasguñado de Eduardo y tengo que esforzarme para no mostrar mi amargura delante de mi amigo.

— ¿Y eso cómo llegó en tus manos? —me intereso poco después— No sabía que te interesaban ese tipo de revistas.

—Digamos que hice una investigación para saber más sobre el famoso Eduardo Beltrán. Eso conllevaba ponerme al tanto de los chismes.

Llámalo infierno © |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora