Capítulo 30

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Segundo capítulo de hoy

Capítulo 30

Narra Daniela

Quiero alzar la vista y descubrir su reacción, más aún cuando no saca sonido alguno. No comparte conmigo su opinión acerca de lo que acaba de escuchar. En el fondo deseo que se niegue, que me diga que ya no nos vamos a divorciar, que me diga que deberíamos darnos una última oportunidad. Pero eso nunca va a suceder.

Entonces quizá me de miedo alzar la vista porque no quiero comprobar que hay alivio en su rostro, que la idea de librarse de mí lo hace sonreír... ¿Será que estoy a tiempo de retractarme? Es que no lo quiero perder. Bueno, de alguna manera ya lo hice... Me limpio las lágrimas y trato de no dejar que otras las reemplacen. Trato de armarme de valor y mirarlo en los ojos. Descubro que mis últimas palabras lo dejaron boquiabierto. Con una expresión helada.

— ¿Es en serio?

Al menos disimula y no me permite notar ni huella de entusiasmo en su voz. O a lo mejor está tan sorprendido que aún no se repone, aún no asimila lo que está ocurriendo. ¿Tan insólito es que yo diga estas cosas? ¿De verdad no se lo esperaba?

Para qué me lo pregunto... las otras veces que mencionó el tema me puse como loca. También cuando se fue de la casa...

—Lo que más deseo es que podamos recuperar nuestro matrimonio —termino diciéndole—. Pero no así... no a la fuerza...

—A ver si entiendo. No quieres divorciarte pero estás dispuesta a hacerlo.

—Sí, así es.

Y otra vez está boquiabierto. Luego de pronto se enmaraña el pelo con ambas manos y me queda viendo fijamente. No parece saber cómo actuar. Lo peor de todo es que me ofrece tiempo para hacerme ilusiones. Me hace pensar que él tampoco quiere divorciarse.

—No te reconozco —suelta a cabo de unos minutos—. Ay, me lo pones más difícil.

—Yo busco justo lo contrario... —murmuro confundida— Facilitar las cosas...

—Sé que nos tenemos que separar pero verte tan cambiada me...

—No, yo no cambié. Estoy intentando hacer las cosas bien. Y como ya te dije, en este momento siento que me estoy muriendo por lo que acabo de... Yo nunca quisiera separarme de ti. Sólo que me consta que tú tampoco desearías quedarte con una mujer que te hizo tanto daño... Y aquí es obvio quien tiene que ceder.

Yo. Sin embargo, las ganas de suplicarle empiezan abrirse paso en mi alma y en mi mente. Imaginar lo que será mi vida a partir de ahora es suficiente para renunciar a la idea de hacer sacrificios.

Al mismo tiempo, los recuerdos me atormentan; los recuerdos de todo lo que le hice, los recuerdos del consultorio de la psicóloga... Ahí están mis hechos imperdonables y los descubrimientos que hice con la ayuda de la terapia. No creo poder vivir feliz con él estando consciente de todo eso... Quizá pueda convencerlo a aceptarme pero nunca más lograré engañarme a mí misma. Ninguno de nosotros va a ser feliz. A veces deseo no haberme dado cuenta de la verdad... Por más horrible que suene. Pero es que esta realidad me hace daño. Mi forma de ser, mi pasado...

—Mejor ya te vas. De todas formas tengo que prepararme, dentro de menos de una hora debo estar en el trabajo...

Y no estoy mintiendo pero tengo más razones por los cuales quiero que se vaya. Ojala me haga caso, no creo que pueda controlar por mucho tiempo mi afán de suplicar perdón y nuevas oportunidades.

Llámalo infierno © |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora