Quiero mencionar que aunque voy a actualizar cada día, no lo voy a hacer siempre a la misma hora. No hay necesidad de empezar a pedir el capítulo. En cuanto puedo, actualizo.
Capítulo 19
Narra Eduardo
Nos metemos en su coche pero creo que Luis no tiene intención alguna de ponerlo en marcha. A decir verdad, no me molesta para nada. Ya tenemos un lugar suficientemente discreto y tranquilo para conversar. Sólo me falta saber por dónde empezar. Me consta que espera unas explicaciones pero no las tengo.
—No estoy enojado contigo —confiesa, rompiendo el silencio—. Debería. Y quisiera. Pero no puedo, menos después de lo que acaba de suceder. Estoy convencido de que me sacaste de tu vida porque ella te lo pidió.
—En realidad no me lo pidió directamente. Pero lo admito, lo hice por ella.
— ¿Te parece sano y lógico? Nadie tiene derecho de decidir tus amistades.
—Ni creí que lo haría. Siempre decía cosas, me dejaba ver que no estaba de acuerdo que tuviera ciertos amigos. Pero yo pensaba que la decisión estaba en mis manos. Y hoy descubro que...
Suspiro al recordar. Y no me sale de la cabeza que la actitud de Daniela cuadra con algo que leí acerca de las relaciones abusivas: intentos de aislamiento. Bueno, no puedo decir que ella no me deja ver a nadie porque no es cierto. Pero sí intentó alejarme de una persona... ¿Tendrá algo que ver?
— ¿Qué está pasando en tu matrimonio?
Yo también quisiera saber.
— ¿Te ha vuelto a golpear?
— ¿A qué viene la pregunta? —reacciono, girando al instante la cabeza en su dirección
Conozco esa expresión. Está cabreado y está a punto de perder la paciencia. Ni se toma la molestia de preguntármelo dos veces. Sólo me mira fijamente, esperando.
Sin embargo mi respuesta tarda demasiado en llegar. ¿Es que qué le voy a decir? Sería patético admitir que me ha vuelto a golpear, que hasta perdí la cuenta de las veces en las que lo hizo. Quizá fue mala idea hablar con él, no va a descansar hasta saberlo todo.
—Lo hizo —concluye antes de que yo alcance soltar una mentira—. ¿Cuántas veces?
—No sé. —contesto mientras desvío la mirada y mudo mi atención hacia el exterior
— ¿¿¿Qué??? ¿¡Cómo que no sabes!? Eso significa... —calla un momento— Dime algo, Eduardo. ¿Eres tarado? ¿Cómo puedes seguir con una mujer así?
Prefiero guardar silencio y seguir mirando a través del parabrisas. Era consciente de que no iba a caerle bien saberlo porque recuerdo muy bien cómo se puso ese día cuando vio los rasguños en mi cuello.
En cuanto a su opinión... Ni idea, estoy muy confundido. Habrá sido un error permitirle a mi esposa que me agrediera o tal vez no; porque éste es su carácter. Qué le voy a hacer, cada persona tiene su manera de reaccionar. Y sí, la suya me lastimaba pero... No sé, ya no sé nada.
—De haber sabido, habría insistido más, habría encontrado la manera de hablar contigo. Porque mira lo que descubro. Y supongo que no te quieres divorciar ¿verdad?
—Todo es muy complicado.
Sí quiero divorciarme pero no por los golpes sino por la traición. Eso es algo que aún no logro asimilar y aceptar. Creo que nunca lo voy a hacer. Por desgracia no puedo dejarla, no puedo arriesgarme a que ella ponga en peligro su vida. No tengo ninguna salida. Entonces si al menos pudiera superar...
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Llámalo infierno © |COMPLETA|
Ficción GeneralEn cuanto Eduardo ya no es capaz de distinguir los comportamientos normales de los dañinos, está en peligro de quedar atrapado en una relación tóxica, una relación que muy bien podría ser llamada infierno. ¿Podrán Daniela y él entender que los supue...