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Cuando Renjun partió con Jaehyun, Jeno pudo dejar de fingir que todo estaba bien, porque nada lo estaba.

Por suerte la vida le había enseñado siempre a tener un plan de contingencia, Jaehyun estaba entrenado para cuidarlo y mantenerlo a salvo si las cosas se salían de control, Jaehyun sabía que su misión era proteger a Renjun, incluso si la vida del rey peligraba.

Trató de pensar como Doyoung, tratando de adivinar cuales serian sus siguientes movimientos, quienes serian sus aliados, era un secreto importante, no se lo revelaría a cualquiera.

Llamó a varios de sus hombres de confianza y empezó a resguardar algunas cosas por si la situación terminaba terriblemente mal, no se movió de su oficina toda la mañana, tratando de fingir una rutina normal, dejando en claro a los sirvientes reales que estaba prohibido comentar el estado de Renjun hoy.

Yeri entró a la oficina al medio día, venía con las sirvientas y sirvió en silencio toda la comida en la mesa destinada para aquello, no era algo común en ella pero tampoco demasiado extraño, pidió a las jóvenes que los dejaran solos, ella atendería al rey.

-No tengo apetito Yeri.

-Lo sé- respondió probando un poco -Doyoung habló conmigo esta mañana, supuse que no tendrías hambre.

La sola mención de aquel hombre logró que la sangre en sus venas hierva-. ¿Qué te dijo?

-Parece que sabe un secreto tuyo, no lo especificó pero está muy seguro de que podrías perder la corona por eso-, Yeri parecía totalmente despreocupada, empezando a comer los aperitivos de la mesa -Me pidió que fuera su aliada, que declare en tu contra cuando mueva sus fichas.

¿Un golpe de estado? El tipo aspiraba alto, fue demasiado inocente para pensar que sólo lo extorcionaría.

-Espero hayas sido prudente.

-Soy la reina de esta nación, tuve que contenerme para no mandarlo a tener por siquiera pensar en traicionarte y pedirme que lo haga.

Jeno asintió -reforzaré tu guardia y la del príncipe heredero, sea lo que sea que planee debemos estar preparados para atacar- le tendió un pergamino -mi testamento.

Yeri hizo una reverencia antes de tomar el objeto y esconderlo entre sus ropas, se la veía apenada por las posibilidades.

-Cuidate Jeno- le dijo antes de marcharse.

Habían pasado dos días y Doyoung no había realizado ningún movimiento, asistió a la reunión con los demás ministros y actuó con normalidad, Jeno estaba desesperado, su primo no había llegado y aun era pronto para tener noticias de Renjun, no había podido dormir desde que tenía la cama para él solo.

El ligero ruido en la madrugada lo puso alerta, por lo que a pesar de la oscuridad pudo esquivar el ataque directo que recibió, aquel sujeto no esperaba eso, pero era hábil, lanzó un golpe directo a los costillas que lo hizo quejarse.

Jeno peleó, con todo lo que sus limitaciones se lo permitieron, pero sabía perfectamente que llevaba las de perder, él nunca peleó antes, mucho menos por su vida.

Yeri se despertó ante los gritos de sus sirvientes, pero aunque salió de la habitación nadie parecía prestarle atención -¿Qué pasa? -preguntó enojada.

-Hay un incendio en las habitaciones del rey- le dijo una de sus sirvientas y luego el sonido de la alerta del palacio sonó.

Yeri nunca había escuchado aquel sonido y le pareció aterrador, seguramente ya habían abierto las puertas del palacio para que el pueblo ayudara con el fuego.

Quiso ir como todos, pero sus guardias no la dejaron salir, estaba aterrada y enojada, si algo le llegaba a pasar al rey ella misma mataría a Doyoung y a todos sus aliados.

Se sentó en sala de estar con el testamento en sus manos, con toda la dignidad que su cargo merecía y rezando por dentro para que Jeno esté a salvo y así no tener que usar aquel pergamino.


🤐

El próximo capítulo es el final.

Nos vemos.

Bridal Mask [Jeno x Renjun] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora