Llega la anteúltima semana de rodaje y todos sienten un gran alivio entremezclado con mucha adrenalina porque la película está llegando a su fin y también porque cada actor desde su lugar continúa manipulando la energía necesaria para que sus personajes correspondientes no pierdan la fuerza que gestaron desde el día cero. Algunos medios piden permiso a la producción para hablar con sus protagonistas, encajonar la entrevista y después exponerla cuando comience la promoción del film. También se empieza a trabajar en el poster que será la imagen que dará nombre a la película, por eso es que Julieta, Nicolás y Germán –quien maneja la fotografía fija– se reúnen en privado con Lali y Peter para sacar la cantidad de fotos necesarias en donde luego sus rostros en primer plano serán editados para que la mitad del rostro de ella se yuxtaponga a la otra mitad del rostro de él. También para ésta instancia el grupo se considera como tal tanto dentro del set como afuera, entonces así como Malena invita a todos a un evento en un bar de Palermo en donde se presentan amigos músicos, Peter organiza un asado en su departamento para todo el equipo del cual no hubo ningún tipo de repercusión porque todos se limitaron a abandonar los teléfonos por una cuestión lógica de que no querían las miradas sobre ellos, en realidad sobre sus protagonistas porque Lali también asistió a ese asado y ayudó al dueño de la casa a preparar las ensaladas de papa y huevo en compañía de Brenda. Pero también se acostumbran a las rondas de mate en los baches, a los juegos de mesa para pasar el rato cuando alguno tiene que esperar a que lo llamen a filmar la próxima secuencia y a los videos divertidos dentro de la motorhome que luego son expuestos en instagram. Todo avanza sobre sus rieles correspondientes sin cruzarse de carril, y si todo funciona como se lo proyectó desde un principio, fue porque todos transitan ese último tramo quedándose en el lugar que les corresponde. Los únicos que no pudieron lograrlo, fueron Lali y Peter. Y siempre fue fácil para ellos correrse un poco del eje al punto de descarrilar.
Ese miércoles Lali termina más temprano su jornada de rodaje entonces aprovecha a visitar el estudio de música porque le falta poco para viajar a España y dar por comenzada su gira internacional llevando consigo las canciones de su tercer disco más algunos agregados sorpresivos compartiendo el escenario con artistas aclamados por el público joven –y no tan joven también–. Así que Lali saluda a sus compañeros músicos con besos y abrazos mientras que Luis ceba mates y le ofrece uno apenas cruza la puerta del cuarto. Las horas transcurren con tanta velocidad que ninguno se percata que ya anocheció, pero los ensayos los absorben de tal manera que tampoco les interesa si tienen que quedarse veinticuatro horas encerrados en el estudio entre guitarras, platillos y consolas de sonido. Pero Lali vuelve a subir a su auto a las diez de la noche en punto porque así lo decía la radio. Condujo tranquila mientras tarareaba una canción de alguna emisora conocida, en un semáforo en rojo se animó a hacer un boomerang para subir a su cuenta de instagram personal y antes de llegar a su casa pasó por un kiosco en el que compró una bolsa de caramelos grandes de todos los sabores y algunas barras de chocolate para después de la cena. Y no precisamente para compartirlas con Santiago, sus hermanos o alguna amiga; no invitó a nadie a su departamento para la hora de la cena porque quería estar sola, así que todas las golosinas tenían un solo destinatario: su estómago. Se calza ropa cómoda para deambular tranquila por entre las paredes de su departamento parlemitano y responde a los comentarios de Candela y María en el grupo de whatsapp al mismo tiempo que busca comida en la heladera para recalentar en el microondas. Sirve todo en un plato y en la misma mano que sostiene el teléfono, agarra el vaso que ya cargó con gaseosa. Arrastra los pies descalzos hasta el living, ocupa el centro del sillón con las piernas cruzadas estilo indio y enciende el televisor en donde siempre se encuentra con alguna telenovela. Pero cuando la ficción empieza a aburrirla y la cena está llegando a su fin igual que la gaseosa, tantea en el celular alguna de todas las aplicaciones sociales descargadas. Twitter siempre la acercó al público directamente con sus respuestas sorpresivas así que cuando decidió responderle a una fanática, todas comenzaron a escribirle porque saben que eso significaba que Lali Espósito está aburrida, sola y comenzará un ping-pong en el que optará responder las preguntas que a ella le parezcan más adecuadas. Y con más adecuadas hago referencia a que no va a contestar todas aquellas en la que involucren a su co-protagonista. Solo se limita a un «todo espectacular y bellamente bien» cuando la interrogan sobre la continuidad del film. Pero después de reírse ante las confesiones introvertidas de algunas que le exigían una entrega a domicilio de su novio por un par de horas, suena el timbre. No el del portero, sino el del departamento. Entonces mira la puerta como si tuviera rayos láser y pudiera observar quién está del otro lado. También corrobora la hora en el teléfono y chequea que coincida con la del televisor. Entonces se levanta y si no espía por la mirilla es porque en realidad no llega, así que abre un poco la puerta y asoma un ojo. Y cuando corrobora quién está del otro lado, la abre en su totalidad.
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DESTIEMPO
FanfictionUna historia; un amor; un engaño; una herida. Un ultimátum; una promesa; un renacimiento. Y otra vez el amor... pero a destiempo.