Capítulo XXVII: Distancia

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Lali finaliza con sus seis shows colmados en el Gran Rex a fines de noviembre y todo es una fiesta, por eso es que decide festejarlo a lo grande tirando todo por la ventana. En cambio diciembre lo comienza mucho más calma, sola, a la distancia, sentada en el sillón de su casa y tomando mates mientras mira algún programa de televisión. Recibe algunos llamados de productoras que la quieren contratar para protagonizar una serie o telenovela, pero las rechaza con altura porque su foco de importancia está ubicado en otro lado. Sí recibe y lee algunos guiones de películas porque la realización de un film tiene tiempos diferentes y más flexibles a lo que es un producto diario que puede extenderse en el año. Aprovecha a reunirse con sus amigas, junto a Candela busca países qué visitar en las vacaciones de enero, responde los llamados de Santiago cuando éste quiere saber cómo está y cómo le fue en los shows, y también se reencuentra con Peter en la fiesta de cierre de año de Revista Caras. Se saludan a la distancia porque estaban acompañados de personas diferentes, pero después se cruzan en una mesa y él se acerca a saludarla con un beso, una sonrisa y un «cómo estás» pequeño pero cariñoso. Los fotógrafos les piden una foto y aunque al principio dudan, después asienten porque si vamos al caso ellos continuaban siendo los protagonistas de la película que en dos meses se estrenaría en todos los cines del país.

−¡A ver! ¡Permiso, por favor! -Majo grita con una fuente de ensalada rusa en la cabeza porque hay familiares pequeños y no tan pequeños cruzando por su camino e impidiéndole el paso- ¡Alguien quiere pensar en mis papas! -grita y Lali se ríe cuando termina de servirle gaseosa a su sobrino y a la ahijada de Candela.

−Ay, vení que te ayudo, Majito -Virginia extiende lo brazos para sostener la fuente y poder ubicarla en el centro de la mesa larga en donde ambas familias se reunieron para pasar juntas el año nuevo.

−¿Sabes qué estaba pensando? -Candela se acerca a Lali comiendo un pan que untó con una salsa cremosa que preparó Ana.

−¿Qué? -Lali está parada a un costado respondiendo un mensaje por whatsapp- ¡Después de las doce vienen las casitas, mami! -grita y Majo le responde levantando un dedo antes de volver a perderse en la cocina- ¿Qué me decías?

−Que estaba pensando en que podemos hacer un tour y no quedarnos solo en Costa Rica. Podemos recorrer un poco de Centro América, no sé, Nicaragua, un poco de México... me dijeron que en Honduras está el parque acuático más grande del mundo.

−Sabes que mi respuesta siempre es sí. ¿Andy al final que va a hacer?

−Se va con los amigos primero a Panamá y después una semana a Miramar porque uno tiene casa ahí, así que podemos tomarnos un mes tranquilamente.

−Es increíble lo bien que manejan ustedes la distancia -comenta y camina hacia la cocina.

−Es que nos conocimos con distancia entonces nos acostumbramos -ella la persigue pero antes roba otro pancito- ¿Vos cómo la venís llevando? -le pregunta cuando corrobora que están solas.

−Bien, tranquila.

−¿Sí? -y arruga un poco la nariz- ¿No tuviste ningún tuch and go por ahí? -Lali aparta la vista de lo que está haciendo para mirarla- no me mires así, yo más que nadie conozco la urgencia de tu clítoris.

−No pasó ni un mes, Cande. Estoy bien, en serio... la idea es alejarme para después ver qué hacer, intentando no lastimar a nadie. Eso no quiere decir que me acueste con mitad de Sudamérica -y la mira de reojo con mucha seriedad, a lo que Candela ríe un poco.

−Okey, solo preguntaba. ¿Qué te dijo tu vieja cuando le contaste que te distanciaste de Santiago?

−Mucho no entendió y fue gracioso porque lo primero que me preguntó fue con quién otro estaba saliendo. Ya no puedo mentir en ésta familia.

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