Capítulo V: Rodaje, semana I

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Finalizada la filmación de exteriores en Mar de las Pampas, el equipo regresa a Capital Federal. La combi deja a cada actor en la puerta de sus respectivos hogares, así que Lali tuvo que enviarle un mensaje a Santiago para avisarle que no la pase a buscar por ninguna intersección específica. Esa misma noche, después de que ella terminó de ordenar la ropa que trasladó en una valija hacia la costa, Santiago llegó con dos cajas de pizza y dos botellas de cerveza. Cenaron juntos en el balcón y se animó a sacar un par de fotos para compartir en instagram en las que dibujó corazones y aludió a todo lo que había extrañado a su novio. Hasta que se dio cuenta que en realidad nadie sabía que se había ido porque no lo contó, pero en vez de eliminarla, prefirió pasarlo por alto. Así que mientras toman cerveza, Santiago le cuenta las últimas novedades laborales y Lali le relata lo lindas que quedaron las primeras escenas que filmaron en Mar de las Pampas. Después ella se va a bañar, él lava los vasos que ensuciaron y la espera en la cama para dormir juntos. Por su parte, a Peter también lo dejan en la puerta de su departamento pero la diferencia estaba en que nadie le mandó un mensaje para avisarle que llevaría algo qué comer y que tampoco lo estaban esperando en el sillón del living para compartir unos mates. Así que cuando abre la puerta, se reencuentra con el desorden diario al que su vista ya se acostumbró y con un vidrio quebrado del ventanal del balcón. Primero pensó que quisieron entrarle a robar pero lo descartó rápidamente al corroborar que solo se trató de un golpe seco que no logró romper el vidrio y que viviendo en un piso ocho el único capaz de robarle sería Spiderman. Después barajó la posibilidad de que una paloma se haya olvidado de levantar la vista y haya chocado contra la ventana. Pero cinco segundos después se acordó que tiene un hermano menor al que le dejó una copia de llave que debe usar para cuidárselo cuando está de viaje por laburo. Entonces lo llama mientras se descalza en la habitación. Cruza todo el living-comedor descalzo y con el teléfono pegado a la oreja, y Bautista le responde. Y mientras se prepara un té –y después de haberle preguntado treinta y cuatro veces si él fue el que ocasionó la rotura del vidrio– Bautista le confiesa que fue sin querer. Así que esa noche, Peter cena solo algo rápido que encontró en la heladera y se va a dormir temprano porque al día siguiente comenzaba el rodaje de la película con todos los actores en el piso. Las jornadas empezarían a ser más arduas y todos debían estar lo suficientemente compenetrados para dar lo mejor de sí en esas diez horas continuas de filmación diaria. Bueno, nada a lo que ya no estén acostumbrados.

El lunes a la mañana, los actores convocados llegan a la locación elegida en Pilar y qué suerte para todos que el catering ya esté exhibido para recibirlos. Así que mientras Marco Antonio Caponi saludaba a todos con un beso, María Onetto levantó la voz para preguntar cuántos querían café y cuántos tés. Peter llegó con Matías Mayer a quién pasó a buscar con el auto por la casa y se acoplaron rápidamente al equipo técnico que estaba terminando de montar los grupos electrógenos y la ubicación de los trípodes para las cámaras fijas. Delfina y Malena también llegan juntas, y detrás de ellas lo hace Lali que antes de saludar a uno por uno pidió permiso para robar dos medialunas de la mesa de catering porque no llegó a desayunar. Nicolás estaba muy entretenido conversando con Brenda Gandini porque en realidad hoy ella exponía a su personaje y le indicaba los aspectos más importantes para exprimir con su actuación. Después ella choca con el cuerpo de Michel que recién estaba entrando al estudio con una mochila colgada de un hombro y lo saluda con un beso y un abrazo. De a poco todo el equipo se va aconglomerando en el set, entre cafés, medialunas, porciones de torta, jugos exprimidos y alguna fruta. Lali se acerca a saludar a Peter con una sonrisa chiquita y masticando una factura. Después de que él le responde el saludo, María los interrumpe para preguntarles cómo quedaron las escenas que grabaron en Mar de las Pampas y cómo la pasaron en esa pequeña escapada que en realidad era laboral pero en la que podrían haber aprovechado a descansar un poco de la rutina del caos de la ciudad. Ellos se limitan a responderle que los días estuvieron frescos, algunas tardes nubladas y que sirvieron para la construcción de la trama de las escenas que quedaron hermosas y que Nicolás había prometido mostrarles posteriormente en un bache. Pero nada más; porque si hay algo que Lali y Peter aprendieron con el tiempo, es no exponerse ni siquiera ante sus compañeros de trabajo –aunque ellos siempre lo saben todo, clara y llanamente–. Entonces la primera semana de rodaje se pasa entre ensayos por escenas que son difíciles de llegar al clímax, conversaciones extensas en los breaks y filmaciones arduas por la mañana temprano o por la madrugada. Entre carcajadas después de cometer algún error que es tomado por la cámara, de almuerzos compartidos alrededor de alguna mesa y de anécdotas que llegan a sus cabezas porque la mayoría de los presentes han compartido algún set de grabación. Y quizás lo que quiso Nicolás Tuozzo fue conseguir a un equipo de actores que ya se conocieran lo suficiente entre sí para lograr esa armonía al trabajar y esa química tan específica que logra atravesar las pantallas y generar cosquillas en los espectador. Y también por eso quiso que sus protagonistas sean Lali y Peter.

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