-¡Papá, se nos hace tarde para ir a pescar! -El grito de Bjorn los alejó.-
El pequeño rubio llegó corriendo hacia su padre, viendo de reojo al omega, sin darle importancia.
-Pide que preparen el barco, Bjorn -Disimuladamente tomó al pelinegro de la muñeca, impidiendo que se vaya muy lejos.- Tú vienes con nosotros -Murmuró una vez que el niño se fue.-
Pasaron toda la tarde pescando lo que iba a ser la cena, la cual preparó con mucho esmero Lagertha.
Ragnar había obligado prácticamente al ojiceleste a acompañarlos a comer y éste teniendo que obedecer sus órdenes, lo hizo.
Su palabra no tenía mucho valor siendo esclavo, era casi nula. La única persona que la tenía en cuenta era la esposa del conde, quien con ojos cariñosos le veía y sonreía cada que se encontraban.
Extrañaba mucho sus tierras y su gente. El ver a todos muertos mientras era guiado hacia los barcos le había provocado demasiadas pesadillas de las que apenas se estaba librando.
Él deseaba poder irse. Las costumbres en ese lugar y cómo se comportaban eran extremadamente brutas y raras.
No podía creer que niños de doce años tomen cerveza o que usen armas.
-Rollo me dijo que donde vivías sólo habían hombres, ni una sola mujer -Susurró alguien a su lado mientras le llenaba aún más el cuerno de donde estaba bebiendo, contra su voluntad claro está.-
Miró a su alrededor y casi todas las velas estaban apagadas, la mesa estaba limpia y todo estaba en silencio. Dedujo que los demás se habían a dormir y él había permanecido en sus pensamientos.-Así es -El dolor de cabeza ya le había comenzado a molestar y no quería tomar ni un sólo trago más, pero el rubio le acercó el alcohol a los labios, haciendo presión con el cuerno para que los abra y beba.-
-Y... ¿has estado con alguno de ellos? -La cerveza que iba bajando por su garganta se atoró y tosió fuertemente mientras Ragnar le golpeaba la espalda, tratando de ayudarlo. Una vez pudo respirar bien, se mantuvo en silencio.- Te hice una pregunta -Insistió, mirándole con una ceja alzada.-
-No -Susurró con sus mejillas coloradas. Más no dijo otra palabra.-
-Pero supongo que has tenido celos y según mi hermano, habían alfas en aquél lugar -Su voz pareció hacerse más firme, y le miró, esperando una respuesta.-
-No he estado con ningún hombre -Reiteró, queriendo dejar el tema ahí e irse a dormir, aún tenía que ir a la parte trasera de la gran casa, donde tenía un colchón de paja.-
-No te creo -Le tomó del mentón, obligándole a observarle a aquél océano que tenía como mirada.-
-Mi religión no me lo permite -Soltó. Los ojos azules se achicaron, desconfiando un poco. Así permaneció por unos segundos, combinando respiraciones.-
El mayor se echó a reír hasta que recordó que su hijo y esposa estaban durmiendo, así que tuvo que contenerse.
Athelstan molesto con la actitud del hombre, con poco equilibrio se levantó, tambaleándose.
Poco duró de pie ya que apenas dio dos pasos, la pierna del alfa se estiró, haciéndole caer.
El conde re acercó a él, quedando casi encima.
-Tú no te vas de aquí hasta que yo lo diga -Murmuró frente a su rostro para luego incorporarse y mirarle desde arriba, sintiéndose superior.- Levántate -Ordenó y al omega no le quedó de otra.-
Con lentos movimientos llegó a ponerse nuevamente de pie, caminando hacia el asiento otra vez, quedando al lado del rubio.
-¿Qué clase de Dios no deja que un omega aliviane su celo con un gran alfa que satisfaga todas sus necesidades? -Cuestionó, deslizando su dedo índice lentamente por el pálido rostro.-
-El mío -Contestó sin rodeos, alejando la cara sólo un poco. Su corazón iba a mil y no sabía qué hacer.- Nos encerramos en las torres cuando nuestros instintos nos incitan a pecar -Explicó, cerrando los ojos por un segundo, se le partía la cabeza.-
-Pero tu Dios no está aquí y no te puede ver -Se acercó un poco más a él, ahora, respirando hondo en su cuello.-
-Dios lo ve todo -Afirmó, colocando una de sus manos en el pecho de Ragnar, notando que vibraba, de seguro conteniendo un pequeño gruñido.-
-Quizás ahora esté mirando hacia otro lado -Tomó la mano del pelinegro y la apartó sin soltarla.-
Con su otra mano tomó de la barbilla del omega y acercó ambas bocas.
Apenas sus labios rozaron y se moría por tener más. Era tan dulce y suave como le imaginaba, se asimilaba a los frutos del bosque que comía cuando era primavera y crecían por todas partes.
El jadeo del omega contra su boca le incentivó a querer seguir, pero la mano del muchacho que había quedado libre, se lo impidió.
La bofetada sonó en toda la habitación, seguida por respiraciones agitadas.
El alfa le miraba incrédulo, sus ojos abiertos a más no poder y aquél ceño fruncido le decía que no había sido buena idea.
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Mi Alfa Vikingo.
FanfictionPRIMER LIBRO. El segundo lo pueden encontrar como "Renacer Vikingo" en mi perfil. Si tener un alfa es difícil, imagínense uno vikingo. Les recomiendo no leer los comentarios si quieren ver la serie "Vikingos" sin spoilers importantes. ACLARO que no...