Capítulo 18

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El único omega que permaneció en pie fue Athelstan.

Vio al rubio acercarse con rapidez y pensó rápidamente en una mentira para decirle al conde.

No quería tener más problemas y discutir con Lothbrok no ayudaba en eso.

Sabía que el ojiazul estaría buscando explicaciones.

Era conocido por todos que los alfas que el lanzar al aire un gruñido tan alto como el de Rollo era una incitación a una lucha. Los irracionales sujetos se sentían amenazados ante el poder de otro y no tardaban de demostrar que estaban dispuestos a defender su territorio.

Al ser el hermano del conde tenía cierta impunidad y los alfas pueblerinos no tenían otra opción que sujetar sus omegas y aguantar el gruñido que les quemaba la garganta.

Pero el problema era cuando el mismísimo Ragnar Lothbrok con su aura dominante le escuchaba.

El rostro del castaño se giró, viendo a su hermano mayor, dándose la vuelta y avanzando hacia él a paso lento.

Cuando el rubio llegó al omega aún sin despegar la vista de Rollo, preguntó.

-¿Qué sucede aquí? -Le sujetó el brazo, pasándose un poco de fuerza.-

Athelstan se preguntó en cómo podría salir de esa situación sin que nadie termine lastimado. Miró a Bjorn, quien sonreía de oreja a oreja.

-El tío Rollo está celoso porque marcaste a Athelstan -Comentó como si nada el pequeño diablillo, con la mejor inocencia posible.-

A Bjorn le gustaba ver el mundo arder.

Los párpados de Ragnar se cerraron un poco, mirando de forma interrogativa al omega, pero rápidamente notó que su hermano ya había llegado a ellos.

-Realmente no me interesa que hayas ganado, Ragnar -Aclaró en voz firme.- Pero estoy seguro de que lo has atado de una forma egoísta y él no merece el sufrimiento que le tocará al estar a tu lado.

-No divulgues tus deseos negativos ante los oídos de los Dioses, hermano-Alzó su voz, colocando al menor detrás de su espalda, avanzando un paso hacia adelante.-

En ese entonces el silencio era el que lograba que la tensión se hiciera menos tolerable y que los pechos vibrantes tengan notoriedad.

-Nos on blasfemias las que salen de mi boca. Todo el pueblo sabe que no eres el mejor padre y mucho menos esposo, ¿intentas condenar de la misma manera al omega por un simple capricho?

En ese momento el puño del rubio golpeó con todas sus fuerzas el rostro del hombre que compartía su sangre, el cual no movió ni un músculo de su cuerpo.

Los ojos azules de Rollo no despegaron la mirada de los de Ragnar, sin poder creer que su hermano lo humilló públicamente.

Si bien ellos habían tenido millones de peleas anteriormente, su hermano y conde nunca le había golpeado ante el pueblo, no más allá de los entrenamientos.

El olor a la rabia apestaba todo el ambiente, poniendo alerta a cualquiera de los presentes.

-Seis días lejos de Kattegat serán suficientes para que puedas pensar en tus actitudes y replantees tus pensamientos -Su tono hostil no dejó mucho para contradecir, pero aún así, la sorpresa en los ojos del menor de los Lothbrok no se dejó ver.-

Con todo el orgullo que caracterizaba a un alfa, se volteó sin más, sin decir palabra alguna, ni siquiera liberó el gruñido que tenía atascado en su garganta.

La neblina de enojo cegaba al conde. No se había dado cuenta aún de sus acciones o palabras. Había despojado de su pueblo a su propio hermano por varios días, perdiendo así a su mejor guerrero.

Mi Alfa Vikingo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora