Capítulo 24.

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Se bajó del caballo lo más rápido que pudo, corriendo hacia Athelstan, sujetándolo con fuerza desde la sotana.

Se bajó del caballo lo más rápido que pudo, corriendo hacia Athelstan, sujetándolo con fuerza desde la sotana

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Estaban en graves problemas

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Estaban en graves problemas.

Sabía que el pueblo aclamaría que las reglas se hagan cumplir cuando sean conscientes de lo que había sucedido, pero no estaba seguro de ser capaz.

¿quién tendría corazón para castigar a un omega preñado? al menos él no.

Si bien la sangre corría con rabia por sus venas tras el intento de abandono del hombre que llevaba su cría en su interior, no pudo evitar querer protegerle cuando le vio directamente al rostro.

No podía ser un blando, no frente a los centinelas.

Su mirada seria no cambió en ningún instante, percatándose que, alrededor de ellos habían unas veinte personas mínimo.

¿y si los mataba para que el caso terminara allí? imposible.

¿qué haría? no tenía idea.

Sabía que, al no tener lazos legales que lo vincularan con el pelinegro, éste seguía siendo un simple esclavo que había corrido con suerte de quedar embarazado del conde.

¡tuvieron que haberse casado hace tiempo! Una mordida no era válida en aquellos momentos.

A diferencia de Lagertha, la cual había sido traicionada públicamente por la figura autoritaria del lugar, quien había cometido la falta en aquellos entonces había sido Ragnar, no la joven rubia, estando así, en su derecho como pueblerina natal y elevado estatus, de divorciarse del conde para luego irse.

-Bájate del caballo -murmuró lo más bajo posible. El dolor y furia que atravesaba su lobo en aquellos entonces eran gigantes.-

Athelstan dudó ante aquella orden, la cual fue repetida por el mayor, pero ésta vez con la voz de alfa.

Que desdicha ser omega.

Fue ayudado por el rubio, siendo sujetado por aquellas grandes manos.

El olor amargo a tristeza mezclado con el de los nervios nublaba por completo su delicioso aroma.

Mi Alfa Vikingo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora