Capítulo 10.

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Los días sobre el mar pasaron realmente lentos. Ivar se mostraba maravillado con cada cosa que hacían los viajeros e intentaba imitarlos.

Auslug se mantenía cerca, si bien no desconfiaba del todo de los hombres que le rodeaban, ella nunca daba total confianza a alguien para que cuide a su hijo.

Rollo y Floki se hallaban dormidos, habían estado dirigiendo durante la noche mientras los demás dormían.

Ragnar veía a su hijo sonreír hacia él, mostrándole el hacha que tenía en manos, el cual le pertenecía a un guerrero.

Le hizo una seña para que se acercara y éste obedeció con rapidez.

-Tu hermano Bjorn es un poco duro -Advirtió.- No deja que nadie entre a la familia tan fácil, es más, aún detesta un poco al sacerdote -Le señaló a Athelstan, quien se encontraba cubierto por el frío de la madrugada.- Pero verás -Agregó, tomándole del hombro, alentándolo.- Que cuando te tenga cariño, será el compañero más fiel que tendrás -Ivar sonrió con las palabras de su padre, hinchando su pecho de alegría.- Así que prepárate porque cuando el sol esté cayendo, llegaremos a Kattegat.

El pequeño Ragnarson corrió hacia su madre con felicidad, esperanzado de ver las tierras en las que comandaba su padre.

Ya cuando se estaban acercando, se aseguraron de pone todo en orden para así poder bajar las cosas más rápido e ir a descansar.

Los cuernos fueron sonados cuando vieron el puerto de Kattegat, el cual se mostraba tranquilo como siempre.

Lothbrok se paró, viendo a lo lejos un par de cabelleras rubias.

Lagertha se mostraba firme junto a su hijo, con el mentón alzado y rostro serio.

Los nervios llegaron al cuerpo del rubio cuando pensó un poco más las cosas, ¿cómo haría para que Lagertha acepte a Auslug? Estaba muy seguro de que no le perdonaría el que le haya escondido la vida de su primogénito durante tanto tiempo.

Maldijo en voz baja cuando Auslug se acercó a él y le abrazó. Sin despegar los ojos de la mujer que le esperaba en tierra firme, notó cómo tomaba una posición defensiva, esto se pondría interesante.

Para su mala suerte, sólo fue cuestión de minutos para que llegaran al muelle y sin querer mostrar su cobardía, fue uno de los primeros en bajar, tomando en una de sus manos a Ivar y en la otra a Auslug.

Caminó hasta la beta, la cual no se había movido de su lugar, rodeando los hombros de Bjorn con su brazo.

-Bienvenidos -Dijo Lagertha, la mirada dura al igual que su voz.-

-Lagertha, Bjorn -Comenzó el alfa.- Él es Ivar, mi hijo y ella es Auslug, su madre -Los ojos de Lagertha se abrieron en sorpresa pero rápidamente mantuvo su compostura. Su hijo no pudo hacer lo mismo, mostrándose conmocionado ante la noticia, pero como todo un alfa, alzó la barbilla, inspeccionándoles.-

-¿Cuántos años tienes? -Cuestionó Bjorn, un poco desafiante.-

-Catorce, ¿tú? -Contestó animadamente, ansioso por hablar con su hermano.-

-Cumpliré los trece mañana -Mustió, decepcionado por ser menor.-

Lagertha, quien no pudo mantenerse más en el lugar, los abandonó, caminando con velocidad hasta la casa que compartía con su esposo.

Cayendo la noche, todos se reunieron nuevamente en el gran salón, bailando y cantando luego de haber comido.

Auslug y Lagertha estaban a cada lado de Ragnar, el cual acariciaba una pequeña cabra que tenía sobre su regazo, sin saber qué hacer para que ambas betas hablaran entre sí.

Mi Alfa Vikingo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora