Capítulo 26: Annabeth y Clarisse(3)

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P.O.V: Annabeth

No se si llevamos horas, días o incluso semanas encerradas en el laberinto. Nos habíamos quedado sin comida ni bebida. Decir que estábamos mal no era decir nada en comparación a como realmente estábamos. Mientras que Clarisse destruía a todo monstruo que se cruzaba en el camino yo resguardaba la vasija en mi mochila mientras la rodeaba con los brazos para que no sufriera ningún daño. 

Hace poco había descubierto gracias al ordenador de Dédalo que si que se podía guiar a través del laberinto por mucho que cambiara. Por el material de las paredes. Por ejemplo, el túnel que conducía al campamento mestizo era de ladrillo, por lo que teníamos que encontrar el pasillo de paredes de ladrillo para salir del laberinto. En los últimos pasos las paredes se habían estrechado tanto que teníamos que ir en fila. Clarisse delante y yo detrás.

-¿Crees que saldremos de aquí pronto?- preguntó Clarisse con la voz entrecortada- o moriremos antes de hambre y sed.

-No seas tan negativa- le respondí- ya tenemos la vasija. Solo tenemos que encontrar la pared de ladrillo.

-Puede que estemos andando en el sentido contrario, Dédalo nunca indicó como  encontrar la pared. Si lo hubiera hecho ya estaríamos fuera de este maldito lugar.

-El laberinto cambia muchas veces al día, no hay forma de guiarte.

-Y entonces porque mierda lo contruyó-Clarisse explotó. Me acerqué a ella pero al tocarle el hombro noté que estaba ardiendo.

-Tienes fiebre. ¿Por qué no me lo has dicho?- me alarmé. No sabía cuanto tiempo llevaba así y por si fuera poco nunca previmos esa posibilidad por lo que no tenía medicamentos. No teníamos de comer ni beber y el laberinto estaba sucio y mugroso.

-Para qué. No tenemos nada con lo que pueda curarme. No quería preocuparte.

-Te ayudaré- le coloqué la mano tras sus brazos y la ayudé a caminar- si nos damos prisa con suerte llegaremos al campamento antes. Pronto verás a Chris. Todavía hay esperanzas.

Seguimos andando hasta que Clarisse tropezó y decidí que quizás me había sobrepasado con las prisas. La pobre tenía fiebre y necesitaba descansar un poco. Nos sentamos en el suelo cada una echando la espalda a una pared. Estábamos una enfrente de la otra.

Mi amiga tenía la respiración entrecortada, su cara estaba perlada de sudor y tenía los ojos cerrados. Se había dormido.

Ahora sentía el miedo. Si algo nos atacaba tendría que luchar con la vasija en mi pecho porque temía que si la dejaba alguien vendría por detrás y se la llevaría. 

Me dormí como pude pero no se cuanto tiempo pasaría cuando escuché ruido  de pasos. Me entró el pánico. No podía luchar sola, tenía que escapar. 

-Clarisse tenemos que irnos- la zarandeé un poco y mi amiga abrió los ojos a duras penas. Estaba muy mal. Sus ojos me preguntaban confundidos- viene alguien.

La ayudé a levantarse mientras gemía de dolor. La fiebre le había subido y supongo que el dolor del cuerpo estaba presente. Las condiciones en las que estábamos tampoco es que fueran muy higiénicas. Las dos estábamos sucias de pies a cabeza.

Tuve que arrastrar la mayoría del camino a Clarisse por su lentitud al andar. Los pasos había desaparecido. Supongo que el monstruo habrá tomado otro camino o incluso se habrá perdido.

-No puedo más Annabeth- la voz de Clarisse fue casi inaudible- déjame aquí y sigue sin mí.

-¿Pero que tontería estás diciendo? Jamás te abandonaré- le respondí.

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