01.

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Verlo en esa camilla era muy angustiante para ella; lo era aún más sabiendo que lo quería mucho y él no la recordaba en lo absoluto. El doctor les ordenó que no lo esforzaran a recordar o sería peor, de todas formas no era necesario obligarlo porque las posibilidades de que eventualmente recuperara la memoria eran bastante altas, aún así ella estaba dispuesta en ayudar a Felix, quien ya llevaba una semana y media internado en aquel hospital.

—¿Cómo está él? —preguntó a la enfermera que salía de la habitación. 

—Su estado físico está mejorando, aunque me sigue haciendo muchas preguntas. —contestó con amabilidad.

—Eso me tranquiliza. ¿Puedo pasar a verlo?

—Claro, pasa. —asintió con una pequeña sonrisa para luego retirarse.

La chica abrió lentamente la puerta para no alterar el posible estado de tranquilidad en el que el pecoso se encontraba. Mayor fue su sorpresa al encontrarlo sentado, mirando hacia la ventana.

—... Hola. —pronunció y él rápidamente volteó a verla.

—Oh, hola.

—¿Cómo te sientes?

—Mejor, supongo. Aún no recuerdo nada.

—Descuida, con el paso del tiempo tal vez lo hagas. —se encaminó hasta él.

—Eso espero. Tengo hambre y la comida de aquí está horrible, ¿mi mamá vendrá?

—Oh, ella te envió unos bocadillos —le entregó una pequeña bolsa—. Me pidió que te cuidara por un momento. Tenía algo rápido que hacer pero dijo que vendría más tarde.

—Qué bien que me envió comida. ¿Me pasas esa mesita plegable, por favor?

Ella asintió y prosiguió a tomar el objeto para pasárselo. Felix no tardó en comenzar a degustar de lo que su madre le había preparado bajo la mirada atenta de la fémina; de verdad lo extrañaba mucho.

—Oh, ¿quieres? —preguntó él al darse cuenta que lo veía con atención.

—No, no, yo sólo... Olvídalo. —sonrió melancólica.

—Por cierto, ¿quienes eran los chicos que vinieron a verme hoy por la mañana?

—Eran tus amigos. Chan, Changbin y Jeongin.

—Oh —alargó—, son muy simpáticos.

—Y aún faltan. —rió.

—¿Son muchos?

—Siete. Ocho si me incluyo.

—Wah, ¿y los demás dónde están?

—Algunos están visitando a sus familias y el resto está en escuela de verano. —rió negando.

Las caras de los chicos cuando se dieron cuenta que asistirían a la escuela por un mes extra era para no olvidar jamás.

—Ya veo, ¿a mí no me tocaba?

Ella negó.

—Tú eras muy aplicado, Felix. —sonrió a medias.

—¿Ya me gradué? —cuestionó llevando un pedazo de carne a su boca.

—Sí, tú y la mayoría de tus amigos. Incluyéndome.

—Eso me alivia, por un momento pensé que estaba perdiendo clases.

—Recién nos graduamos este año.

—Oh, entonces a buen momento vino a ocurrir esto. —bromeó él.

—Sí —rió con desánimo—... Aunque hubiera preferido que jamás sucediera. —musitó con tristeza.

—¿Ah?

—Debo irme —esta vez sonrió amplia y se acercó a él para tomar su mano. Felix le miró un tanto confundido; su tacto era muy cariñoso—. Tu mamá no tardará en llegar, quédate tranquilo, ¿sí?

Felix asintió y le sonrió.

—¿Podrías venir más tarde? —pidió, suavizando su mirada.

—Veré qué puedo hacer —ladeó la cabeza y apartó su mano—. ¿Me llevo esto? —se refirió a la fiambrera de la cuál Felix comía hace unos instantes.

—Sí, por favor. Gracias.

La chica tomó la bolsa y caminó hasta la puerta. Antes de salir le dio una última mirada al australiano y él sonrió.

Finalmente salió del hospital directo a su casa, su madre podría estar preocupada por ella, pues no le avisó que saldría. Al llegar a esta, no la encontró, sólo recibió un mensaje de su madre diciendo que estaba haciendo las compras por lo que ella simplemente fue hasta su habitación a tomar un baño y descansar.

Toda esa situación con Felix la tenía un poco preocupada y estresada, aunque esperaba ansiosa cada día por irlo a verlo nuevo.

Memories ; Lee FelixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora