Tres

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Era de madrugada cuando Ryoken caminaba por su casa con una tablet en su mano. Un bostezo dejo salir y unas cuántas lágrimas cubrieron sus ojos, el sueño empezaba a ser el vencedor pero había cosas mucho más importantes que atender.

¿Quieres los archivos del caso Lost? —Una mujer del otro lado de la pantalla de cabello castaño pregunto extrañada—. ¿Ahora porque estas interesado Ryoken-kun?

Sólo tenía curiosidad, pensaba que el Ignis que encontramos podría tener relación con la persona quien lo tiene.

Ya veo —Escuchó como esa mujer suspiraba—. Voy a checar los archivos que tengo y luego te los mando ¿Te parece?

Mientras antes mejor —Suspiró cansado.

Ahí estarán, sólo déjame buscar bien, ahora ve a descansar Ryoken-kun —Le hablo con cariño.

Hasta mañana.

Y así su transmisión había terminado. Ryoken dejo la tablet a un lado, su mirada se enfocó en el ventanal de su casa, toda su vista daba directo al mar, para su desgracia esa noche no se iba a ver el fenómeno que sólo existe ahí, el Stardust Road, un fenómeno donde el mar en conjunto con el cielo nocturno, la gran Luna y las estrellas, una brecha pintada de azul se podía apreciar en el mar mismo.

Suspiro cansado, realmente quería ver aquel fenómeno, era lo único que le ayudaba a pensar mejor, incluso en esos días que su cabeza parecía un remolino. Dio media vuelta a su cuarto, se avento a su suave cama, abrazó una de las almohadas que le rodeaba y sólo cerró los ojos.

Fujiki Yusaku... —Susurró.

Y pronto volvió a soñar con aquellos ojos esmeraldas mirándo con ilusión y tristeza.

.o.

Era de madrugada cuando Yusaku había terminado con aquel sujeto de los Caballeros Hanoi. Salió cansada de aquella parte oculta del camión y tomó asiento a un lado de su amigo Kusanagi. Dejó su disco de duelos en la mesa y aquel ojo morado parpadeo.

Yusaku empezó a teclear, su vista enfocada en el monitor y pronto empezaba a ver la informacion de la lA que había capturado esa tarde.

Entonces tu eres la IA que ellos estaban buscando —Yusaku miraba en su disco de duelos un ojo morado parlachin—. Realmente fue el mejor momento para ser nuestro prisionero.

Y yo creía que ibas a perder —Habló aliviado el mismo—. ¡Deberías tenerme más respeto! Soy tu salvador —Exclamó enojado.

Lo que digas, prisionero o no estarás con nosotros por mucho tiempo —Aseguró Yusaku.

Tranquilo, nuestra querida Yu-chan no ha perdido un duelo y mucho menos es alguien violenta —Kusanagi habló en forma de broma—. Ella es una gran duelista ¿Verdad?

Cuando ambos voltearon a ver, la chica ya se encontraba dormida en su silla, soltaba algún que otro ruidito de satisfacción. Kusanagi sonrió y no tardó en levantarse y ponerle una manta que cubriera sus brazos y piernas, hasta ponerle una almohada detrás de su cabeza, Kusanagi volvió a sonreír y revólver un poco sus cabellos azules. La IA miraba todo atentamente. Fue cuando Kusanagi decidió volver a sentar para que aquella IA soltara un suspiro.

Es una chica ¿Verdad? —Preguntó IA con curiosidad.

Si ella te hubiera escuchado decir eso estuviera enojada —Kusanagi soltó en forma de broma—. Muchos suelen confundirla con un hombre, cuando la conocí su cabello estaba más corto y parecía un niño —Soltó una risa Kusanagi al recordar—. Después se dejó crecer el cabello y bueno, ya la has visto en los duelos —Dejo de teclear para mirar aquel ojo—. ¿Porqué la curiosidad?

Sin llegar a creerloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora