Trece

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Ese día, Yusaku creía que iba a ser bueno. En especial porque Ryoken la había llevado a la escuela y literal, todos los hombres quienes habían querido insinuarle algo, sólo pasaban cabizbajos al ver con quien había llegado. Un chico de un curso superior de cabello blanco con mechones azules y atractivos ojos celestes le había besado frente a la escuela. Y con un auto modelo del año de color negro por si fuera poco.

La escuela no podia permitir que sus estudiantes tuvieran trabajo, cosa que a Yusaku le daba igual y trabajaba con Kusanagi, no vivía con sus padres y era normal que quisiera conseguir algo de dinero, ya bastante tenía que Kusanagi le había dado un lugar donde dormir y comer cuando se conocieron mejor. De alguna manera, esa era la única forma de conseguir dinero limpio sin tener que meterse en asuntos más sucios y que prácticamente su nombre este en la lista de los más buscados. Aunque ahora siendo una hacker probablemente ya este en esa lista.

Lo bueno de la escuela es que no tenían problemas con las relaciones a menos de que una chica de dieciséis años estuviera en una relación con un chico de dieciocho. Pero como las relaciones eran libres y la edad no era tanto el impedimento, entonces no había problema alguno mientras no se le cacharan haciendo cosas indebidas en lugares no correctos, al menos no quería que a Ryoken lo catalogaran como pedófilo o algo parecido, tal vez se separaban por dos años pero eso daba igual.

Te vendré a buscar a la salida —Ryoken le dio un beso en la mejilla.

Entonces te esperaré —Sonrió bobamente.

Te ves linda sonriendo —Yusaku enrojecio ante ese comentario como los de sus compañeros—. Que digan lo que quieran decir ellos, mientras sepas que te quiero esta bien para mi.

Gracias Ryoken —Le dio un beso en la mejilla—. Ahora ve a la escuela o llegarás tarde, nos vemos en la salida.

No quiero ir —Se quejó infantilmente—. ¿Y si mejor no entras a clases?

Se supone que eres mi superior, es para que me alientes a tomar clases —Soltó una risita—. Mejor otro día que los profesores no me vean o me irá mal.

Es una promesa Yusaku —Sonrió.

Fue ahí cuando compartieron un pequeño beso en los labios y se despidió de Ryoken mientras este encendía el carro y se marchaba. Camino con una tonta sonrisa en su rostro, realmente le daba igual lo que pensarán de ella, que si se estaba metiendo con alguien de dinero o alguien mayor que ella, a Yusaku sólo le importaba cuanto quería a ese chico de ojos celestes y estaba bien. Desde hace tiempo que le había dejado de importar aquellos asuntos.

Realmente tienes novio Fujiki-kun —Yusaku volteó a su espalda al escuchar la voz de su compañero gordito. Aunque siendo sincera, se le notaba un poco decaído.

Si, es alguien lindo y no intenta hacerme bromas como alguien Shima.

Y así se alejó. Quizá también era alguien quien trató tener algo con ella pero al igual que todos, rechazaría, porque ella ya tenía alguien que ocupaba un espacio en su corazón. Había sido un tanto curioso que la chica prestará atención en clases, incluso había terminado algunos ejercicios tan rápido que los profesores mismos se sorprendían. Para Yusaku no era sorpresa, desde aquel suceso, ella había tomado clases extra desde casa, aún tenía miedo de salir a la calle como tener alguna persona cerca, era un tanto estricta con el asunto de que alguien intentará tocar su mano, cosa que nunca le contó a Ryoken y ahora era al único que le permitía tener ese contacto con él. Aun así, desde su casa empezaba hacer ejercicios más complicados y los que dejaban en clase era un tanto simples, no por nada era la mejor hackeando al saber diferentes idiomas como aquellos molestos algoritmos, los cuales prefería más.

Sin llegar a creerloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora